lunes, 13 de mayo de 2013

la campaña admirable del libertador simon bolivar


La Campaña Admirable

 Fue una acción militar enmarcada dentro de la Guerra de Independencia de Venezuela. Fue comandada por Simón Bolívar y consiguió la liberación del occidente de Venezuela, integrado en aquel entonces por las provincias de Mérida, Barinas, Trujillo y Caracas. Estos éxitos juntos con los obtenidos en oriente por Santiago Mariño darían origen a la conformación de la Segunda República de Venezuela.

Antecedentes

 la campaña admirable 
ras la Capitulación de San Mateo, que dio fin a la Primera República de Venezuela, gran número de jefes políticos y militares de la república migraron al exterior, huyendo de las represalias del jefe realista Domingo Monteverde: algunos se refugiaron en las Antillas y otros en la cercana Nueva Granada, donde la poca acción realista no había afectado grandemente la seguridad de la República, a pesar de que existían grandes divisiones entre las provincias. A Nueva Granada fueron Simón Bolívar y José Félix Ribas, entre otros. Los militares venezolanos pronto fueron enrolados en los ejércitos neogranadinos; Bolívar liberó el río Magdalena y llegó hasta Ocaña, ciudad que también tomó. Con ello se habían abierto las comunicaciones con Venezuela, alentando a Bolívar y a muchos de los venezolanos, quienes deseaban invadir por el occidente. Desde Caracas, Monteverde movilizó sus fuerzas hacia la frontera con Nueva Granada, pues planeaba invadir el Virreinato y someter a los rebeldes, concentrando al ejército realista en San Carlos. Alarmado, el Congreso de Tunja decidió apoyar a los oficiales venezolanos en su expedición contra Monteverde, proporcionando a Bolívar armas, dinero y oficiales granadinos. El ejército, ya organizado con Bolívar como jefe, se dividió en dos columnas, comandadas por los coroneles Ribas y Girardot, quienes partieron de Ocaña el 16 de febrero hacia Cúcuta.


Historia

Batalla de Cúcuta El 8 de enero de 1813 ocupó a la ciudad de Ocaña (la segunda en importancia en Norte de Santander, después de Cúcuta) después de haber dejado el paso libre en el Magdalena Medio consiguiendo así la navegación entre Bogotá y Cartagena.
El 16 de febrero salió rumbo a Cúcuta pues había peligro por la presencia de Ramón Correa y sus fuerzas realistas. En su recorrido venció una fuerza enemiga que le cerraba el paso en La Aguada. El 28 del mismo mes se llevaba a cabo lo que hoy en día conocemos como Batalla de Cúcuta, con la cual se le dio la independencia a esta ciudad.
El Libertador solicitó ayuda al gobierno neogranadino a tráves del Manifiesto de Cartagena, la cual le fue concedida por las acciones que ya había llevado a cabo en ese país.

La Campaña Admirable

   Tan pronto como recibió la autorización del gobierno de Nueva Granada Bolívar inició su avance hacia Venezuela el 14 de mayo de 1813. La expedición constaba de dos divisiones, a la vanguardia el coronel Atanasio Girardot y en la retaguardia coronel José Félix Ribas. Estas fuerzas marcharon por la vía de San Cristóbal - La Grita - Mérida - Trujillo culminando con la entrada triunfal a Caracas el 6 de agosto, después de haber obtenido grandes triunfos sobre los realistas a lo largo de la campaña.

Batalla de Agua Obispo

   Posteriormente, ante el repliegue del jefe realista Manuel Cañas a Carache, Girardot se dirigió hacia esa localidad con sus fuerzas el 17 de junio, en horas de la tarde. En horas de la noche, el jefe realista abandonó la línea que ocupaba y llevó sus hombres a las alturas de Agua de Obispos. El 18 de junio se produjo el enfrentamiento entre las fuerzas de Girardot y Cañas, resultando el triunfo del jefe patriota y eliminándose las tropas que podían entorpecer el avance de Bolívar, quien había llegado a la ciudad de Trujillo el 14 de junio, desde donde ordenó a Ribas que marchase lo más rápidamente de Mérida en dirección de Boconó, con el objeto de facilitar el factor sorpresa. Mientras tanto a Girardot se le ordenó replegarse sobre Trujillo. El 15 de junio de 1813, Simón Bolívar firma en Trujillo a las 3:00 AM el Decreto de Guerra a Muerte contra los españoles y canarios hasta que no les concedieran la libertad.

Batalla de Niquitao

   Al amanecer del día 2 de julio los patriotas avanzaron hacia los españoles. A las 9 de la mañana observó Ribas el dispositivo de defensa de las tropas enemigas. Al estar a los 100 metros el jefe patriota ordenó a sus soldados del centro, comandados por el Mayor Rafael Urdaneta, que abrieran fuego contra las posiciones enemigas, cosa que realizó el marabino por espacio de una hora. Luego recibió la orden de romper la línea central del enemigo con un grueso importante de su tropa. Otro grupo de patriotas comandados por el capitán José María Ortega realizaron otro ataque en contra del ala derecha del enemigo.
El enemigo abandonó su posición por la embestida de los patriotas para así obtener mejor posición en una altura más importante. El ataque patriota sigue por tres horas más pero sin ningún resultado aparente sino la toma de algunas posiciones sin importancia. De pronto Ribas ordenó a su caballería que marchase por el camino real para embestir a la retaguardia enemiga.

   Los españoles, derrotados, huyen desordenadamente. Los patriotas hicieron prisioneros a 445 realistas, obteniendo también 450 fusiles, 60 sables, 160 tiros de cañón y gran cantidad de municiones. La derrota española fue tan grande que Martí escapó con sólo seis compañeros. Esta fue la primera de la batallas ganadas por el Coronel; en ese tiempo; José Félix Ribas acompañado por otros bravos patriotas como el Mayor Rafael Urdaneta, los capitanes Campo Elías y José María Ortega.
Después de esta acción los patriotas reanudaron su marcha para conquistar la capital de Venezuela, pero por desgracia todavía estaba lejos la completa liberación de Venezuela. Mucha sangre será derramada y la caída de la II Republica será una de las etapas más negras de la historia venezolana.

Batalla de Los Horcones

   Ocurrió el 22 de julio de 1813 y en ella las fuerzas patriotas derrotan a los españoles. Los generales Jacinto Lara y Florencio Jiménez participaron en esta batalla.
Para la época en que se llevó a cabo este encuentro, el sitio pertenecía al Municipio Concepción del Distrito Barquisimeto, hoy en día llamado Iribarren. Esta acción fue ganada por los Patriotas al mando de José Félix Ribas y Jacinto Lara, a los Realistas mandados por el comandante Francisco Oberto, quien se movió a este lugar y escogió posiciones para esperar la columna de Ribas. Fue un ataque rápido y decidido, que lo hizo dueño de la artillería y obtuvo un poco más de 500 hombres. Un completo triunfo sobre el enemigo que contaba con un número superior de hombres, quedando en su poder todo el material médico de transporte y más de 300 prisioneros.

Batalla de Taguanes

   La batalla de Taguanes tuvo lugar en las llanuras de Cojedes el 31 de julio de 1813. La acción bélica fue dirigida por Simón Bolívar para cerrar la Campaña Admirable antes de hacer su entrad triunfal en Caracas. El general Rafael Urdaneta lo acompañaba. Bolívar escribió:

   "El 31, bien temprano me puse en marcha y a las dos horas de jornada recibí aviso del combate de nuestra descubierta, en que me dice que el enemigo, en número de más de mil hombres, venia al encuentro y que se hallaba al frente de él en la sabanas de Los Pegones
Forcé mis marchas y cuando llegue allí, el enemigo, acobardado con la sola presencia de nuestros cazadores, se retiraba. Di orden para que lo persiguiesen nuestra caballería, que inmediatamente obedeció y cargó sobre él; pero cuando llego a la sabana de los Taguanes, lo hallo formando en batalla y fue preciso que guardándose a la infantería; llego esta, dispuse el campo y viendo que el enemigo marchaba sobre nosotros, determiné irlo a recibir, ordene marcharse de frente la infantería y que la caballería...
Entonces la intrepidez de nuestras tropas produjo en las españolas el pavor, inmediatamente emprendieron su retirada ordenada y la sostuvieron por espacio de seis horas hasta que viendo que nuestra caballería casi lo cortaba, se introdujo el desorden, empezó la disolución, y a las dos horas de persecución ya teníamos a mas de doscientos prisioneros, porción de fusiles, cartucheras, pertrechos, que dejaban en el campo.
Toda la tarde duró la acción, en que murieron muchos españoles, entre ellos seis de sus mejores oficiales, uno de estos el comandante Izquierdo; perdieron toda su infantería, que quedó dispersa por los bosques, o prisioneros, o pasado a nosotros pidiendo asegurar que no escapo ningún infante. De este modo he destruido los miserables estos que mantenían el poder tirano de los españoles en la Provincia de Caracas, siendo mucho de extrañar que no hubiésemos tenido por nuestra parte otra perdida que la herida leve de un soldado..” En 1913 se levantó un monumento en el sitio de la batalla para celebrar los cien años de la victoria patriota.

Fin de la Campaña

    El 2 de agosto entró Bolívar a Valencia, mientras que el coronel Ribas había quedado en San Carlos como comandante de dicha plaza. Días después siguió Bolívar hacia Caracas, hallándose el día 4 en La Victoria, donde aceptó la capitulación que le propuso el gobierno español. Finalmente, el 6 de agosto de 1813 entró triunfalmente a Caracas el pequeño ejército mandado por el brigadier Simón Bolívar; había culminado exitosamente la Campaña Admirable y comenzado la gloria para Bolívar.




¿Y cómo murió Salvador Allende…?


¿Y cómo murió Salvador Allende…?

     Salvador Allende Gossens Político chileno, líder del Partido Socialista, del que también fue cofundador en 1933. Fue presidente de Chile desde 1970 hasta el golpe de estado dirigido por el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.

   Salvador Allende perteneció a una familia de clase media acomodada. Estudió medicina y, ya desde su época de estudiante universitario, formó parte de grupos de tendencia izquierdista. Más tarde, alternó su dedicación a la política con el ejercicio profesional. Participó en la elección parlamentaria de 1937, y salió elegido diputado por Valparaíso. Fue ministro de sanidad de Pedro Aguirre Cerdá entre 1939 y 1942. A partir de entonces se convirtió en líder indiscutible del partido socialista.

   Allende lo había dicho días antes. Si se veía en el trance de que lo quisieran sacar del sitial donde el pueblo de Chile lo había puesto, él cumpliría con su deber, defendería la Casa de los Presidentes de Chile, no lo sacarían vivo de La Moneda. Pero el que Allende cumpliera es algo imperdonable para el imperio y sus tontos útiles de la derecha chilena. Así que después de como 35 años de esa dolorosa mañana, han salido algunos individuos a disertar acerca de cómo murió Allende y, según ellos, con toda mala intención, Allende se habría suicidado.
Con toda mala intención, lo decimos, porque el suicidio y los presidentes de Chile, tienen su historia, y la mala intención está en no mencionar esto.

   A comienzos del siglo XX, en Chile hubo un presidente, José Manuel Balmaceda, quien intentó nacionalizar las minas de salitre, en manos de imperialistas ingleses. Hubo una guerra civil entre partidarios de los ingleses y partidarios de Balmaceda. Balmaceda perdió, pero no se dejó atrapar por los pro-imperialistas vencedores. Balmaceda se suicidó. Así que tratándose de recuperar riquezas básicas enfrentando a algún imperio y perder la batalla con suicidio del presidente, eso, en Chile, tiene una especial lectura de amor a la patria y dignidad. Pero eso no lo dicen, no lo mencionan los malnacidos que agarran sus 15 minutos de fama haciéndole un mandado sucio al imperio, intentando bajar al presidente Allende del alto lugar donde lo tiene el pueblo y todos los pueblos del mundo. Y así y todo pierden, porque, en Chile, en las circunstancias señaladas, hasta un suicidio es morir en combate.

estados unidos conspirando desde mexico del golpe contra salvador allende 


   Tres años después de la fecha victoriosa del 4 de septiembre, vino el dolor del 11 de septiembre chileno, cuando los fascistas de la oligarquía chilena y la CIA, a Salvador Allende le disparan con pistola, con fusil, con bazookas, con tanques, con rockets zumbados desde aviones supersónicos…¡sólo les faltó lanzarle una bomba atómica..! Entonces los malnacidos, como reprochándole a él la incapacidad de ellos para matarlo con tanto y dispar poder de fuego que tuvieron en esa dolorosa mañana, ahora intentan crear la matriz de que Allende se habría suicidado, vano intento de volverlo a matar, soñando disminuir su valor y su heroísmo ante los ojos de su pueblo. Pues bien equivocados están: el Presidente Allende murió en combate, combatiendo a sus cañones, combatiendo a sus cohetes y a sus tanques y a sus patrañas y a sus traiciones y a la puta madre que los parió..!

  De ahí que esta gente cada día está más muerta, mientras Allende está cada día más vivo. En Caracas, en el Centro de Alta tecnología médica “Salvador Allende”, de Barrio Adentro-3… Y junto a Fidel, junto a Chávez, junto a Lula, junto a Kitchner, junto a Tabaré, junto a Evo, junto a Correa, y cuando Daniel Ortega termina sus actos políticos cantando “El Pueblo Unido Jamás Será Vencido” de la Revolución Chilena, Allende está vivo en la felicidad de cualquier niño nicaragüense, o en el corazón de todos los hombres y mujeres de buena voluntad del Planeta Tierra.

  La víspera vi el enorme afiche de la exposición. Una madre amamantaba a su criatura y la sombra de ambos estaba bañada de sangre. Era un llamamiento silencioso, pero muy expresivo, a defender la vida contra el fascismo. Víctor Jara proponía organizar un viaje de propaganda por el país para alertar al pueblo. La exposición antifascista de la Universidad Técnica tenía que marcar el comienzo de esta acción.

   Pero el 11 de septiembre la exposición no se inauguro. Salvador Allende hizo aquel día su último llamamiento al pueblo y no en el Foro Griego de la Universidad, sino en el palacio de La Moneda, rodeado por los putchistas. Allende hizo aquel día su último llamamiento al pueblo
Los putchistas se apoderaron de todas las fuerzas armadas. Después de la dimisión forzosa de los generales, correligionarios de Carlos Prats, que encabezaban el ejército de tierra, fueron destituidos de sus cargos el almirante Raúl Montero, comandante de la Marina de Guerra, y José María Sepúlveda, director general del cuerpo de carabineros, que no quería sumarse a los putchistas.

   En las fuerzas armadas se efectuó una limpia de arriba a abajo. Los fascistas lograron convertir a muchos oficiales en ciegos instrumentos del complot, convenciéndolos de la necesidad de oponerse a la amenaza de exterminio de los cuadros de mando que, como ellos afirmaban, tramaba la Unidad Popular.

  Pinochet encabezo el golpe El nuevo comandante, general Pinochet, que en vísperas había jurado fidelidad al presidente, encabezo el golpe. Fascista encubierto con la máscara constitucionalista, Pinochet dio orden de asediar el palacio de La Moneda.

   En estas condiciones Allende no se creyó con derecho a llamar al pueblo inerme a la lucha.  Quería evitar un derramamiento inútil de sangre, pero decidió aceptar desigual combate en La Moneda. Sabía que con un puñado de los defensores del palacio no podría alcanzar la victoria militar. Pero el presidente estaba convencido de que el combate que libraría defendiendo el mandato del pueblo, sería una victoria moral y política de la Unidad Popular. No quería ver derrotada la bandera de la revolución, sino dejarla bien alta. El mandatario del pueblo prefirió morir arma en mano antes que capitular frente a los putchistas, estaba seguro que su muerte no seria estéril.

   Jamás olvidare la firmeza con que hablaba Allende por los micrófonos de la emisora comunista Magallanes. Su voz sonaba sobre el estruendo de las explosiones:
-Ante los hechos solo me cabe decir a los trabajadores: yo no voy a renunciar. Colocado en un transito histórico, pagare con mi vida la lealtad del pueblo. Hice girar la manecilla de la radio portátil.

Después de los ataques aéreos las emisoras democráticas fueron callando una tras otra. Pero Magallanes seguía resistiendo. Los putchistas no pudieron interrumpir...seguiremos aquí hasta el final... el último discurso de Salvador Allende. Luego escuche la voz familiar del locutor, que dijo: “En cualquier momento nos pueden interrumpir, pero seguiremos aquí hasta el final”. En medio de los cañonazos salió al aire la canción de Sergio Ortega: El pueblo unido, interpretada por Quilapayun. Los que se encontraban en la emisora corearon el estribillo:

Y ahora el pueblo
que se alza en la lucha
con voz de gigante
gritando: ¡Adelante!
¡El pueblo unido
jamás será vencido!

Quienes estaban junto al micrófono sabían que los enemigos abrirían fuego contra ellos. Mi radio emitió un chasquido y una detonación ahogo las voces de los cantantes.
Trate en vano de comunicar por teléfono con Radio Magallanes cuando ceso de transmitir. Mientras tanto, en el centro de Santiago se levantaba una nube de humo. Los aviones de los putchistas estaban bombardeando el palacio presidencial.

ULTIMAS PALABRAS DEL PRESIDENTE ALLENDE

Pagaré con mi vida la defensa de principios que son caros a esta patria. Caerá un baldón sobre aquellos que han vulnerado sus compromisos, faltado a su palabra, roto la doctrina de las Fuerzas Armadas.

El pueblo debe estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni dejarse masacrar, pero también debe defender sus conquistas. Debe defender el derecho a construir con su esfuerzo una vida digna y mejor.

Una palabra para aquellos que llamándose demócratas han estado instigando esta sublevación, para aquellos que diciéndose representantes del pueblo, han estado turbia y torpemente actuando para hacer posible este paso que coloca a Chile en el despeñadero.
En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en nombre de la patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa que será superada, éste es un momento duro y difícil. Es posible que nos aplasten, pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.

Compatriotas: es posible que silencien las radios, y me despido de ustedes. En estos momentos pasan los aviones. Es posible que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con este ejemplo, para señalar que en este país hay hombres que saben cumplir con las obligaciones que tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por la voluntad consciente de un presidente que tiene la dignidad del cargo...

Quizás sea ésta la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron.

Soldados de Chile, comandantes en jefe y titulares... al almirante Merino... .El general Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su solidaridad y lealtad al gobierno, también se ha denominado director general de Carabineros.

Ante estos hechos sólo me cabe decirle a los trabajadores: yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen, ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. Es este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición: la que les señaló Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctima del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena conquistar el poder para seguir defendiendo sus granujerías y sus privilegios. Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra: a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de su preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días están trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas de una sociedad capitalista.

Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha; me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando puentes, cortando las vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder... La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa: me seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes, por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres el momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que el sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

la caida del revolucionario salvador allende 


Evidencias de la conspiración de la Casa Blanca contra Allende
En la víspera del 35 aniversario del golpe militar en Chile, el Archivo de Seguridad Nacional publica inéditas transcripciones oficiales secretas de las conversaciones telefónicas de Henry Kissinger que desataron un esfuerzo masivo de Estados Unidos para derrocar al recién electo gobierno socialista de Salvador Allende. “No dejaremos que Chile se vaya por el desagüe”, dijo Kissinger al director de la CIA Richard Helms el 12 de septiembre de 1970.