viernes, 21 de diciembre de 2012

INTELECTUALES ANTIOCCIDENTALES


INTELECTUALES ANTIOCCIDENTALES

En Traición a Occidente, Jacques Ellul analiza la actitud antioccidental que, ya en 1974, estaba muy extendida entre los intelectuales. Resumo su argumento, con frases entresacadas del libro (en cursiva las mías).
Occidente tiene mala reputación hoy y todos intentan huir de este barco que zozobra. Occidente es portador de todos los pecados. Ha invadido el mundo. Ha subyugado a pueblos que no pedían más que vivir en paz. Estos pueblos eran dichosos, fecundos, prolíficos, bien alimentados, no conocían el mal, ni la guerra, ni la esclavitud; poseían seguridad y filosofía… Y después llegó el Occidente con su cortejo de catástrofes.
El hombre occidental comienza a estar ahora convencido de todo esto, y al menos en la izquierda, al menos entre los intelectuales, de esta “concienciación” nace un gran sentido de culpa, un remordimiento terrible.
Asumo el mal que se ha hecho, rechazo que no se haya hecho más que mal. Sé que nuestra civilización está edificada sobre la sangre y el robo, pero toda civilización se ha levantado así. Frente al discurso pseudorrevolucionario, a la caminata especular junto a los guerrilleros, al desprecio por la “cultura blanca”, al deseo exasperado por destruir todo lo que fue nuestra grandeza, afirmo el valor de occidente a pesar de todo.
[A continuación, Ellul entresaca algunos casos de la historia de los pueblos no occidentales: el imperialismo otomano y de los kmer; las espantosas invasiones de Gengis Khan, que “probablemente mató en su reinado a sesenta millones de personas”; la invasión de dos tercios del continente negro por los bantúes, y de los aztecas a los reinos vecinos; el colonialismo chino en Manchuria, Mongolia, Sinkiang y el Tíbet... Me ha llamado la atención lo que dice sobre el esclavismo de los árabes:]
Los primeros esclavizadores, desde finales del mundo antiguo, lo fueron los mercaderes árabes, musulmanes, que establecieron la esclavitud en el África negra. Y cuando llegaron los occidentales, sencillamente, se aprovecharon de la estructura de reducción a la esclavitud de las tribus negras que había sido puesta en práctica por los árabes. Se romantiza mucho hoy en día sobre el liberalismo y el humanismo de los árabes, pero todo eso es literatura. A partir de los textos del Islam, todo es desde luego excelente. A partir de los textos evangélicos, también. La práctica en las conquistas y el comercio ha sido tan atroz (por lo menos) por parte de los árabes como por la de los occidentales.
Siempre se encuentra aquí el mismo vicio intelectual: se oponen principios (admirables – islámicos) y conductas (horrorosas – cristianas). Me parece que esto no es serio. Hay que comparar principios con principios (el Islam y el Evangelio) y después conductas con conductas (los musulmanes y los cristianos).
Bien es sabido hasta que punto resulta culpable nuestra civilización con respecto a la mujer. ¡Despreciada, esclavizada, objetualizada, etc, siempre! Y se recuerda la grosera discusión del siglo XII acerca de si la mujer tiene alma –debatida en un sínodo-, que es para reírse. Pero, perdón: ¿quién ha dicho “la mujer es el campo en el que siembre el hombre”? El Islam. ¿Quién tiene la postura más envilecedora, más embrutecedora hacia la mujer? El Islam:
“Preguntas, pues, si una mujer no tiene alma ni inteligencia? ¿Cómo puedes preguntarlo? Es claro que no lo tiene. Una criatura sin alma ni inteligencia no tiene fe. Ni el paraíso ni el infierno esperan a la mujer. Cuando muere se desintegra sencillamente en el polvo” (Kurban Said).
La famosa cuestión planteada por los teólogos cristianos, que no corresponde ni a la enseñanza bíblica ni a la de los grandes teólogos y padres de la Iglesia, se debió precisamente a la confusión provocada en occidente por la afirmación del Islam, cuyas ideas empezaban a penetrar en Francia.

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