Planeamiento
urbano
Tema
1) urbanismo
Definición
de urbanismo
es la ciencia y técnica de la ordenación de las ciudades
y del territorio. El objeto principal de la disciplina urbanística es la
planificación de las mismas, los estudios sobre el fenómeno urbano, la acción
de la urbanización y la organización de la ciudad y el territorio. Quienes se
dedican a esta profesión son los urbanistas o planificadores urbanos, si
bien, en muchos países, entre ellos España, el urbanismo es una especialización
o extensión de las profesiones de arquitectura, ingeniería civil o derecho. Sin
perjuicio de la existencia de un título oficial independiente de "técnico
urbanista" impartido por el Ministerio de Adminsitraciones Públicas.
Generalmente se entiende que el urbanismo no es más que
la práctica de la urbanística, la cual es la disciplina científica
correspondiente a la ciencia de la planificación urbana.1 El urbanismo
tradicionalmente se ha asociado a la arquitectura en cuanto a que esta
disciplina se aplica al conjunto de conocimientos prácticos que proporcionan
las bases fundamentales para resolver los problemas de las ciudades. Esta
dualidad permite entrever el carácter descriptivo y explicativo de la
urbanística como ciencia frente al carácter prescriptivo del urbanismo como
práctica o técnica, incluso como arte, aunque ambos enfoques son parcialmente
correctos y se realimentan mutuamente.
·
Las teorías de la urbanística están en
estrecha relación y convergen con otras disciplinas interesadas en el estudio
de la ciudad y el territorio y en la intervención sobre ambos como: la arquitectura,
la ingeniería civil, las ciencias políticas, la ecología, la geografía, la
economía, el derecho, la sociología, etc., así otras ciencias humanas como: la
historia, la antropología, la lingüística, la semiótica, etc.
·
Como campo profesional, las prácticas y
técnicas de planificación urbana intervienen en la aplicación de las políticas
urbanas de equipamientos, de vivienda, de infraestructuras y transporte, de
medio ambiente y protección a la naturaleza, de gestión de Recursos, etc.
Objetivo
del urbanismo
El bienestar de la población (residente o forastera) que
habita o se encuentra ocasionalmente en la ciudad o el territorio constituye el
objeto último de la urbanización, término que fue acuñado por Ildefonso Cerdá
el cual describía así la referida actividad:
·
Redacción de planes y programas de iniciativa
municipal.
·
Evaluación, seguimiento y control del
planeamiento municipal (Plan General de Ordenación Urbana, Plan Especial de la
Villa, Planes Parciales...).
·
Gestión del planeamiento municipal y seguimiento
del Programa.
·
Otorgamiento de licencias de obras,
instalación de actividades y apertura de establecimientos.
·
Control del cumplimiento de la normativa en
vigor y de las condiciones de instalación de los establecimientos.
·
Redacción y ejecución de Proyectos de obras
(urbanización de calles, parques y jardines, peatonalizaciones, edificios
municipales...).
·
Órdenes de ejecución de obras para
conservación de las condiciones de seguridad, salubridad y ornato de los
solares y edificaciones.
·
Declaraciones de ruina de edificios.
Desarrollo
de planeamiento
Para poder planificar partimos del concepto de política.
La política urbanística es un tronco solidario con tres
partes: el planeamiento, la gestión urbanística y la organización. Cuando
existe un planeamiento se produce una buena gestión siguiendo o modificando sus
previsiones y todo ello se produce bajo la acción de los órganos urbanísticos
correspondientes.
Emilo Larrodera, pág. 8.
Tiene un origen socialdemócrata, que concibe el plan como
un elemento globalizador (El plan concebido como estrategia perfecta de las
técnicas de intervención socialdemócratas) capaz de conformar un marco de
regulación eficaz para la actividad constructiva, regulando las relaciones
entre las fuerzas que representan intereses enfrentados.
En las sociedades de libre mercado, la concepción
socialdemócrata de la práctica urbanística, es decir, la práctica del Plan,
será el mecanismo que "formalmente" imponga un orden regulador (casi
siempre la Forma es el soporte de la decisión) mediante el que, so capa de
proporcionar garantía al libre derecho mediante la instalación de un orden
regulador, se esconde, de hecho, la instrumentación de políticas de
intervención que carecen de justificación desde el punto de vista del ordenamiento
doctrinal de las sociedades de economía de libre mercado. Tales prácticas no
suelen percibirse como ilegítimas -hablamos siempre de una ilegitimidad de
orden doctrinal y político- aunque se consideren, y en efecto lo son, como
factores que perturban el libre desarrollo de los planes económicos de los
agentes privados, que son quienes, en este tipo de sociedades, protagonizan de
modo eficaz y legítimo la vida económica y el progreso social
Importancia
de planeamiento urbano
Es el conjunto de instrumentos técnicos y normativos que
se redactan para ordenar el uso del suelo y regular las condiciones para su
transformación o, en su caso, conservación. Comprende un conjunto de prácticas
de carácter esencialmente proyectivo con las que se establece un modelo de ordenación
para un ámbito espacial, que generalmente se refiere a un municipio, a un área
urbana o a una zona de escala de barrio.
La planificación urbana está relacionada con la
arquitectura, la geografía y la ingeniería civil en la medida en que ordenan espacios.
Debe asegurar su correcta integración con las infraestructuras y sistemas
urbanos. Precisa de un buen conocimiento del medio físico, social y económico
que se obtiene a través de análisis según los métodos de la sociología, la
demografía, la geografía, la economía y otras disciplinas. El planeamiento
urbanístico es, por tanto, una de las especializaciones de la profesión de
urbanista, tradicionalmente practicada en los países en los que no existe como
disciplina académica independiente por arquitectos, geógrafos e ingenieros
civiles, entre otros profesionales.
Sin embargo, el urbanismo no es sólo el planeamiento,
sino que precisa gestión lo que conlleva organización político-administrativa.
La planificación urbana se concreta en los planes,
instrumentos técnicos que comprenden, generalmente, una memoria informativa
sobre los antecedentes y justificativa de la actuación propuesta, unas normas
de obligado cumplimiento, planos que reflejan las determinaciones, estudios
económicos sobre la viabilidad de la actuación y ambientales sobre las
afecciones que producirá.
La planificación urbana establece decisiones que afectan
al derecho de propiedad, por lo que es necesario conocer la estructura de la
propiedad y establecer cual puede ser el impacto de las afecciones a la
propiedad privada sobre la viabilidad de los planes.
TEMA 2) DESARROLLO URBANO RESPECTIVO
urbanismo
en la edad antigua
El modelo urbano aparece durante la revolución neolítica.
Una vez que las poblaciones se han asentado y han descubierto la agricultura,
el excedente de producción permite desarrollar profesiones que no están
directamente relacionadas con la obtención de alimentos, como la artesanía, el
comercio o la administración
Reconstrucción de uno de los primeros centros urbanos,
Çatal-huyuk, en Turquía
Las primeras civilizaciones urbanas surgen hacia el 3000
a. C. en diversos lugares de África y Asia: en los valles del Tigris y el
Éufrates (Ur, Uruk), en el valle del Nilo (Menfis, Giza, Tebas, Abidos), en la
llanura del valle del río Hoang-ho (Huixia, Anyang, Gaocheng), y en el valle
del Indo (Harapa, Mohenjo-Daro). En general, son todas ciudades todavía muy
vinculadas a la agricultura, practicada en los territorios cercanos, con
poblaciones reducidas (en torno a los 20.000 habitantes) y planta irregular,
salvo las ciudades indias.
Las pirámides de Giza [Egipto]
Grecia
Las ciudades estado de la Grecia clásica, herederas de la
cultura de la micénica, suelen seguir un plan más ordenado, sobre todo cuando
eran de nueva fundación. Una gran expansión colonial por todo el Mediterráneo
que sucedió desde el siglo XIX al VIII a. C. les permitió levantar un sinfín de
ciudades desde cero, con lo que pudieron seguir un plan urbano previsto de
antemano.
Micenas
Confluencia de estos impulsos, aparece el primer gran
urbanista del que tengamos noticia, Hipodamo de Mileto (c. 510 a.C.-?) un
arquitecto griego que estableció normas revolucionarias para la construcción de
las ciudades, como su ordenación a partir de una red ortogonal, una cuadrícula
casi perfecta
Plano del antiguo
puerto de Mileto
En términos generales, en las ciudades griegas se
distinguían dos grandes conjuntos. Por un lado, la ciudad de los dioses (la
acrópolis), que agrupaba todos los edificios religiosos y se ubicaba en la
parte más alta de la ciudad; y por otro el ágora, donde estaban los principales
edificios públicos, como el mercado. Todavía hoy en Atenas, por ejemplo,
podemos apreciar esta antigua división.
La acrópolis de Atenas
Roma
Pero la primera gran urbe de la historia surgió lejos del
Peloponeso, llegó a extender sus dominios por casi todo el mundo conocido y su
solo nombre evoca la magnificencia de un imperio: Roma. La gran cantidad de
tributos que llegaban desde oriente y occidente, así como una fuerza de trabajo
esclava muy numerosa, permitieron un espectacular desarrollo urbano en una
ciudad que alcanzó hasta el millón de habitantes. Una magnitud titánica para la
época.
Maqueta de la antigua Roma
Además, gracias a un gran talento para la ingeniería, sentaron
las bases arquitectónicas de un sinfín de edificios y estructuras de carácter
público que caracterizaron el urbanismo occidental durante siglos y que
resultan del todo sorprendentes por su extrema ingeniosidad, como el
alcantarillado, los acueductos, fuentes, puentes, termas, pavimentos, mercados,
palacios, basílicas, teatros, anfiteatros, circos, etcétera
El acueducto romano de Segovia
Otra característica que todavía hoy puede advertirse en
las ciudades de acuñación romana es su disposición siguiendo una retícula
ortogonal, en la que se encuentran dos grandes vías que cruzan la ciudad de
parte a parte: el cardo con dirección norte-sur, y el decumanus, con dirección
este-oeste. Esto se advierte sobre todo con gran claridad en las que nacieron a
partir de campamentos militares.
Teatro de Mérida
URBANISMO
EN LA EDAD MEDIA
La urbanística medieval se refiere a la ordenación urbana
existente en las ciudades durante el Medievo, que tendrán una forma urbana
característica: compacta, amurallada, y con una vivienda típica, la casa
gótica.
La
aparición de la ciudad medieval vendrá dada por una serie de condicionantes.
·
El
Feudalismo: los miembros de la sociedad feudal se
agrupan de forma jerárquica. Para mantener la protección tanto económica y
social como militar en las pequeñas industrias agrícolas de los señores
feudales se establecen pequeños núcleos urbanos.
·
La
Iglesia: las ciudades medievales se agruparán también en torno a
sedes episcopales y monasterios. No lo harán con una planimetría definida, sino
que dependerá de la importancia del asentamiento religioso.
El
comercio: con el resurgimiento del comercio, sobre todo en el
norte de Italia (Florencia, Pisa, Siena...) y en la Liga Hanseática, resurgirá
también la vida urbana. Aparecerán también ciudades en la costa mediterránea
debido a las rutas comerciales con Oriente, y en Centroeuropa. Con la aparición
de las rutas comerciales, se crean ciudades-peaje donde la burguesía comercial
podía desarrollar su labor, separadas entre sí no más de un día de viaje, para
estar comunicadas.
La
forma urbana
Sean de origen espontáneo o planificado, tienen una
tipología edificatoria común, distinguiéndose en ellas las siguientes partes:
Muralla
Elemento delimitante de la ciudad, crea en su interior un
ámbito legal y jurídico. Si la ciudad crece, la muralla puede expandirse, en
anillos concéntricos. Poseía dos funciones: una función militar defensiva y una
económica, al cobrarse aranceles en las puertas. En el siglo XIII aparecen
conventos fuera de las murallas, alrededor de los cuales se crearán nuevos
barrios. En el siglo XVI, al normalizarse el uso de la pólvora, se construirá
otro tipo de muralla, siguiendo la llamada traza italiana.
Mercado
Todo el viario de la ciudad era un mercado, habiendo
especialización gremial por zonas o calles (zapateros, plateros...). No
obstante, la actividad comercial se intensificará en algunas plazas,
porticadas, en las que podrán coincidir varios gremios, dando lugar a la plaza
del mercado.
Iglesia
El segundo polo de la ciudad, junto con el mercado. La
ciudad medieval se caracteriza por la bipolaridad de la plaza del mercado y la
plaza de la iglesia, aunque no entran en conflicto entre ellas, al ser una de
ellas únicamente comercial y la otra solamente social.
La
masa de viviendas
Las viviendas se agrupan en extensas manzanas de casas
estrechas alineadas, entre medianeras y con un huerto hacia atrás. Así, estas
grandes manzanas cuentan con enormes huecos interiores dedicados a cultivos
hortícolas. Habitualmente, las huertas tienen acceso a un camino de servicio
que transcurre por el interior de la manzana en paralelo a las calles que la
delimitan. La parcela típica será la parcela gótica, que se caracteriza por su
estrechez (de 3 a 5 metros), debida al sistema constructivo de la vivienda
tradicional: las vigas, de madera, no permitían alcanzar grandes luces, por lo
que los muros de carga no pueden estar muy separados entre sí.
Clasificación
de las ciudades
En función de su forma urbana, se puede establecer una
clasificación:
Ciudades
de crecimiento orgánico
Pueden surgir de asentamientos romanos (Londres,
Barcelona...) o aldeas cerradas. Crecen espontáneamente respondiendo a un
patrón orgánico e irregular, adaptándose al terreno.
Ciudades
de nueva planta
En la Europa medieval se fundaron multitud de ciudades
planificadas por diferentes motivos.
Bastidas:
las
bastidas son pequeños núcleos rurales en torno a grandes ciudades pensados para
maximizar la explotación agrícola de un territorio. Se desarrollarán
fundamentalmente en el sur de Francia (Conques, Monpazier...), fruto del
acuerdo entre un señor feudal, que proporcionaba el territorio, y la corona de
Francia, que proveía la población. El trazado del viario será reticular,
adaptado al territorio, por lo que pocas veces será regular. Para promover su
ocupación, los señores feudales ofrecen incentivos como la parcela edificable y
la posibilidad exclusiva de mercadear en el interior y explotar los terrenos de
cultivo. Una de cada tres bastidas tendrá función militar; no obstante, ya que
son asentamientos agrícolas, sólo una pequeña parte de la población se dedicará
a su defensa. Como en todas las ciudades de la época, estarán presentes la
plaza del mercado y la iglesia, y estarán cerradas con una muralla.
Ciudades
de los Zähringen: otro tipo de ciudades planificadas, que crean
los duques de Zähringer entre 1122 y 1218 en Suiza (Zurich, Friburgo,
Berna...), con carácter comercial. Se asientan sobre las rutas principales, en
torno a un elemento principal que no será la plaza, sino la calle-mercado. Esta
calle, de más de veinte metros de ancho, recorrerá la ciudad desde una puerta
hasta la otra, creando el antecedente de la ciudad lineal del siglo XX. La
parcela tipo impondrá el modelo de tributación y planeamiento urbano,
estableciendo como unidad de medida el área, equivalente a cinco parcelas (516
m2). La fortaleza se separa de la ciudad y se sitúa en la muralla.
Ciudades
alemanas en cruz: se retoma el método romano de trazar las
ciudades con cardo y decumano, dotando al trazado en cruz del simbolismo de la
cruz cristiana.
Murallas medievales de Ávila.
Plano del Lübeck medieval.
La bastida de Créon en vista aérea; se distingue la
retícula con la plaza central
Plano de Berna donde se observa la calle principal
(Gerechtigkeitsgasse) y las ampliaciones de la muralla
EL
URBANISMO EN L A EDAD RENACENTISTA
se refiere a los proyectos de planeamiento urbano
desarrollados durante el Renacimiento. El Renacimiento surge en la República de
Florencia. Los grupos sociales dominantes pasan a residir en el interior de las
ciudades, formando la nobleza urbana. Así, a partir del siglo XV el paisaje
urbano verá aparecer el nuevo tipo edificatorio: los palazzi. Surge la figura
del arquitecto y el proyecto arquitectónico, entre los que destacarán Brunelleschi,
Alberti, Filarete, Scamozzi... que llevarán a cabo tratados sobre ciudades
ideales.
Planeamiento
urbano renacentista
Surge la necesidad de modificar la estructura urbana
medieval para destacar los edificios singulares: torres, palacios, iglesias...
Comienzan así las primeras reflexiones sobre el espacio público, que será
objeto de proyecto y se buscarán una serie de objetivos: proporciones
geométricas, axialidad y paisaje. Se buscará el control del espacio urbano
público, las plazas y las calles.
Plazas
La plaza del mercado de la ciudad medieval dará lugar a
la plaza ceremonial, que complementará al edificio singular al que acompaña:
basílica, palacio... La fachada de la plaza se volverá unitaria y porticada, y
el pavimento será objeto de diseño. Asimismo, se incorporará mobiliario urbano.
Las plazas procurarán acentuar la atención en el edificio singular, que se
destaca sobre el resto. Son plazas centralizadas.
Será en esta época cuando deje de considerarse
exclusivamente la arquitectura del edificio para tener en cuenta la
conformación del espacio urbano. Se establecen normativas para regular las
fachadas de las plazas. Los foros romanos serán objeto de estudio de los
urbanistas, que las tomarán como referencia en proporciones y dimensiones.
Calles
La calle también será objeto de proyecto. Al igual que en
la plaza, también surgirán ordenanzas reguladoras de fachadas. Ejemplos claros
son la Galería Uffizi, en Florencia, llevada a cabo por Giorgio Vasari en 1560,
y la Strada Nuova de Génova, proyectada por Bernardino de Cabio. En la ciudad
de Palermo, la calle se utiliza a escala de ciudad, trazándose desde el antiguo
palacio hasta la vía Maqueda. Otro ejemplo de calle renacentista será la Via
Giulia, construida por Bramante en 1506 completamente recta, para canalizar las
peregrinaciones a San Pedro del Vaticano.
La plaza del Campidoglio, de Miguel Ángel, ejemplo de
plaza renacentista.
La Via Giulia de Roma.
La
ampliación de la ciudad renacentista
La ampliación urbana será ahora proyectada, con criterios
geométricos. El caso paradigmático será el de la Addizione Erculea de Ferrara,
ensanche de 1492 encargado por Ercole I d'Este a Biagio Rossetti. En este
ensanche, se traza un eje hacia una de las puertas de la nueva extensión (Corso
Ercole I d'Este), quedando las otras dos puertas unidas por otro eje (Corso
Biagio Rossetti). En el cruce de ambos, el "Quadrivio degli Angeli",
se sitúan tres palacios: Palacio de los Diamantes, Palazzo Prosperi Sacrati y
Palazzo Turchi di Bagno. La cruz divide la ciudad en cuatro cuadrantes, en los
que inscribe una retícula, en la que se introducirán los otros elementos
singulares y la plaza importante, la Piazza Ariostea. Para romper la
continuidad de la edificación, se insertan parques en la trama. El Castillo de
los Este pasa a ser el nuevo centro de la ciudad.
También Palermo será objeto de una remodelación urbana,
al introducirse una gran cruz de calles sobre el tejido medieval, las actuales
vías Vittorio Emanuele y Maqueda, formando la plaza de Quattro Canti.
Otros ensanches se llevarán a cabo en zonas abaluartadas:
el ensanche de Livorno (s. XVI) es un ejemplo de proyecto de extensión
reticular, con una plaza central cuadrada y dos grandes ejes. Se establece una
ordenanza de fachada, según la cual todas las viviendas que dan a la plaza
tienen planta baja porticada, primero, segundo y bajocubierta, y se ubica una
estatua en la muralla visible desde el mar, el monumento a Fernando I, que se
convierte en foco perspectivo de la calle.
En 1608 Carlos de Gonzaga funda Charleville, con una
plaza centrada y plazas secundarias alrededor. La plaza principal está
presidida por el palacio ducal. Las cuatro grandes calles que conducen a las
puertas dividen la ciudad en cuatro barrios, unidos por la plaza. Cada barrio
dispone de su propia iglesia. Los edificios residenciales están sometidos a una
ordenanza de fachada: ladrillo en entrepaño, piedra para los arcos, pizarra
para las cubiertas, plantas bajas con arcadas abiertas más dos plantas
superiores, y tejados individuales. La plaza de esta ciudad será el precedente
de la primera plaza real de Europa: la Plaza Real de París, que será modelo de
todas las plazas reales de Francia hasta el siglo XVIII.
El Palazzo dei Diamanti y el Palazzo Prosperi Sacrati, en
la Addizione Erculea de Ferrara.
Clasificación
de las ciudades de nueva planta
la tratadística de la época ya llevará a cabo
clasificaciones de las ciudades que estaban siendo construidas:
Clasificación
funcional de Pierre Lavedan
·
Ciudades
fortaleza: estructuras de poder militar.
·
Puertos:
ciudades portuarias de gran dimensión funcional.
·
Ciudades residenciales.
·
Ciudades
de religión: nacidas con el protestantismo para
protegerse de los movimientos católicos en Alemania.
Clasificación
de Leonardo Benévolo
·
Ciudades fortificadas.
·
Ciudades residenciales (residenz-stadt)
·
Nuevas capitales.
Ciudades ideales: las utopías
Leon Battista Alberti
Su
principal contribución fue la obra "De Re Aedificatoria", publicación
en doce tomos sobre arquitectura que datan de 1452, donde, a pesar de no
recoger planos de ciudades ni ejemplos de urbanismo, trata extensivamente
muchos aspectos del planeamiento urbanístico, desarrollados por completo por
teóricos posteriores, especialmente su idea de plaza centralizada con calles
radiales.
Filarete
Antonio
Averlino, "Il Filarete", escribirá la obra "Trattato
d'Architettura" alrededor de 1465, aunque no se publicará hasta el siglo
XIX. En ella presenta la ciudad ideal de Sforzinda, la primera ciudad ideal
globalmente planificada. En ella se puede ver una estructura que consta de un
área central con tres plazas, y dieciséis vías radiales con plazas secundarias,
unidas por una vía secundaria circular, toda rodeada de una muralla poligonal
basada en la rotación del cuadrado.
Francesco di Giorgio Martini
Escribió
su "Trattato di architettura civile e militare" en 1495. El quinto
capítulo se ocupa de las fortificaciones, en la que incluye ejemplos de
proyectos centralizados, así como otros adaptados a emplazamientos concretos.
Martini fue el más prolífico diseñador de ciudades ideales.
Pietro Cataneo
En
1554 publica sus "Quattro libri dell'Architettura" en Venecia, en los
que se incluyen planos de ciudades ideales basadas en polígonos regulares,
entre los cuales figuran algunos con ciudadelas separadas para el gobernador de
la ciudad.
Buonaiuto Lorini
Escribió
"Delle fortificazione libri cinque", publicado en 1592.
Leonardo da Vinci
Se
anticipó varios siglos en su ciudad ideal, proponiendo una separación a
distintos niveles entre el tráfico peatonal y rodado, con vías especiales para
tráfico pesado.
Vincenzo Scamozzi
En
su obra de diez volúmenes "L'idea dell'Architettura Universale"
desarrolla su ciudad ideal, Palmanova, que verá construida, cuya descripción se
puede leer más adelante.
De Re Aedificatoria, de Leon Battista Alberti.
Trattato d'Architettura, de Filarete
Arquitectura militar
Pese
al desarrollo de las Utopías, las únicas ciudades ideales que se verán
materializadas serán las
antiutopías:
ciudades defensivas ideales, en contraposición
a las utopías, que son intentos de crear una urbe igualitaria e intelectual.
Así, habrá una serie de obras llevadas a cabo por ingenieros militares, que se
centrarán en los aspectos defensivos, especialmente la muralla, que ocupará una
extensión en ocasiones mayor que la propia ciudad. Se proyectan de exterior a
interior, comenzando el proyecto por la muralla.
Durero, 1527:
tratado
destinado a la reflexión sobre aspectos defensivos. Desarrolla una ciudad
cuadrada, con murallas, fosos, y la sustitución de la plaza central por un
castillo. La ordenación interior se lleva a cabo mediante una retícula.
Specklin, 1584:
introduce
el tipo urbano que se aplicará en Alemania a las ciudades de nueva fundación.
De planta octogonal, con vías poligonales y vías radiales concentradas en la
plaza central, están pensadas para permitir el rápido acceso de las tropas
desde el centro a los bastiones.
Marini, 1545:
planificará
la ciudad de Vitry-le-François, con una cuadrñicula con cruz de calles que
atraviesan la gran plaza central. Las cuatro calles la dividen en cuatro
barrios, cada uno de los cuales dispone de una segunda retícula de calles de
menores dimensiones. Todo ello está rodeado por una muralla con ciudadela. Se
jerarquiza la trama urbana, con calles de diferentes anchuras: vías
principales, de 13 metros de ancho; vías divisorias de barrios, de 8 metros de
anchura, y vías de barrio, de 6 metros de ancho.
Marchi, 1599.
Cataneo,
"Cuatro libros de arquitectura", 1554: desarrolla planos de la ciudad
ideal basados en polígonos regulares, introduciendo plazas interiores y
dividiendo la ciudad en barrios. Busca el equilibrio en torno a la plaza.
Ejemplos
de villas militares de la época pueden ser Zamosc (Polonia), La Valeta (Malta)
o Rosas (España), aunque el ejemplo más claro es la ciudad de Palmanova,
proyectada por Vincenzo Scamozzi en 1593. La recoge en su obra "L'idea
dell'Architettura Universale". Fortificada, pretende ser una ciudad
defensiva dentro de la República de Venecia. Es un polígono de nueve lados con
tres puertas, en cuyo centro hay una plaza hexagonal de la que parten seis
calles. Tres anillos de calles rodean la plaza central. En torno a la plaza
central hay plazas secundarias, mercantiles.
Ciudadela, de Daniel
Specklin.
Palmanova, desarrollada por Vincenzo Scamozzi.
El gran proyecto de urbanismo: Roma
Será
la culminación del urbanismo renacentista y la perspectiva, la creación de una
gran capital para el Estado Vaticano y para la Iglesia Católica, la "Roma
de las siete vías", por Domenico Fontana y Sixto V. Se busca crear un
nuevo orden urbano utilizando los elementos de la perspectiva renacentista, a
partir del trazado de grandes rectas sobre el tejido de la ciudad medieval,
conectando los puntos fuertes, las siete grandes iglesias de peregrinación: San
Pedro del Vaticano, Santa María la Mayor, San Lorenzo Extramuros, San Juan de
Letrán, Santa Cruz de Jerusalén, San Pablo Extramuros y San Sebastián. El nuevo
centro urbano será la basílica de San Pedro, y los subcentros las otras grandes
basílicas. Para unirlas, se abren calles de enormes dimensiones, y se
organizará el tejido urbano con otras calles y plazas.
Después
del Cisma de Occidente, los papas habían abandonado Roma. El papado se
restaurará cuando Martín V se instale definitivamente en Roma en 1420. Entonces
comenzarán las actuaciones urbanísticas sobre la ahora capital de la
Cristiandad. En 1425, Martín V reforma el cargo de los maestros de las vías y
los pone al servicio de los Papas para que rectifiquen calles y abran otras
nuevas. Nicolás V, entre 1447 y 1455, se plantea un programa de actuaciones con
el que se dotaría de una fortaleza (el castillo de Sant'Angelo), un palacio
(Palacio Vaticano) como sede del poder papal, y una iglesia (la basílica de San
Pedro, entonces proyectada por Alberti). Este papa le otorga al Vaticano una
ciudad propia, la Ciudad de la Curia, con área residencial, administración y
gobierno. Los puntos principales de la organización de esta ciudad serán:
·
Fortificación
del área: murallas y castillo de Sant'Angelo.
·
Apertura de una vía entre Sant'Angelo y la
basílica de San Pedro.
·
Restauración del Palacio Vaticano como
residencia fija del Papa.
·
Reconstrucción de San Pedro, que se hallaba
en estado ruinoso.
·
Restauración de 40 iglesias por toda Roma,
tarea en la que participará Alberti.
Cada
Papa abrirá una calle nueva en Roma, ya sea enderezando un trazado existente
(Via Pettinari), recuperando un trazado en desuso (Via Lungara) o abriéndolas
ex novo (Via Lungaretta, Via dei Banchi...). La trama urbana se vuelve más
compleja, con intersecciones de calles en cruz (Quattro Fontane), en tridente
(Piazza del Popolo), en estrella... todo ello a una escala de ciudad, con
límites perspectivos que alcanzan 4km de longitud.
URBANISMO BARROCO
Urbanismo
En 1585 el Papa Sixto V inició las obras para la
transformación urbana de Roma, encargando a Domenico Fontana la conexión entre los principales
edificios religiosos de la ciudad por medio de grandes ejes viarios
rectilíneos. El proyecto, que se basaba en la ratificación de Roma como ciudad santa, estableció el
precedente para las intervenciones que se habrían de llevar a cabo en diversas
ciudades europeas.
A
la planificación centralizada de la ciudad ideal renacentista se contrapone la visión de la ciudad capital barroca, más dinámica y abierta a sus
propios límites, y al mismo tiempo punto de referencia para todo el territorio.
En Roma, los centros focales del panorama urbano se subrayaron mediante la
colocación de antiguos obeliscos egipcios y altas cúpulas, mientras que en París los nodos del sistema viario se
definieron por medio de plazas simétricas, en cuyo centro se colocaba la
estatua del soberano.
En
líneas generales, la plaza barroca cedió su función tradicional cívica y
pública para convertirse en un medio de exaltación de la ideología religiosa o
política, como en el caso de las plazas
reales francesas (la Plaza de los Vosgos o la Plaza Vendôme, por ejemplo) o de la Plaza de San Pedro de Roma.
Iglesias
Fachada de Il Gesù,
considerada la primera iglesia con elementos del Barroco.
Entre
las iglesias, el punto de partida de la arquitectura barroco puede considerarse
la Iglesia del Gesù de Roma, construida a partir de 1568 según el proyecto de Jacopo Vignola. El edificio, que representa
una síntesis entre laarquitectura renacentista, manierista y barroca, satisfacía plenamente las
nuevas exigencias surgidas tras la Contrarreforma: la disposición longitudinal de la
planta permitía acoger al mayor número de fieles, mientras que la planta de cruz latina con numerosas capillas laterales
suponía un retorno a la tradición del Concilio de Trento.
Por
otro lado, la presencia de una cúpula subrayaba la centralidad del espacio
hacia el fondo de la nave,
y presagiaba la búsqueda de una integración entre el esquema longitudinal y el
centralizado. También la fachada, construida según el proyecto de Giacomo della Porta,
anticipaba los elementos más marcadamente barrocos, comparables a los de los
alzados de Santa Susana y San Andrés del Valle.
De
este modelo derivaron una serie de iglesias de planta longitudinal centralizada
o planta central alargada, caracterizadas por el eje longitudinal y por la
presencia de un elemento catalizador de la composición, generalmente una
cúpula.
Si
los arquitectos manieristas alteraban la composición rigurosa de las fachadas
renacentistas añadiéndoles temas y decoraciones caracterizadas por un
intelectualismo refinado, pero sin modificar la lógica planimétrica y
estructural de la fachada de los edificios, los arquitectos barrocos modificaron
tanto la composición en planta como en fachada, generando una concepción nueva
del espacio. Las fachadas de las iglesias dejaron de ser la continuación lógica
de la sección interna, para convertirse en organismos plásticos que marcaban la
transición entre el espacio exterior y el interior. El espacio interior, por
tanto, estaba compuesto a partir de figuras complejas basadas en elipses y
líneas curvas, y se definía a través del movimiento de los elementos
espaciales, diferenciándose radicalmente de la concepción renacentista que
generaba una sucesión uniforme de elementos dispuestos de forma simétrica entre
ellos.
Palacios
En la arquitectura civil del momento se puede distinguir entre dos
tipos de construcciones nobles: el palacio, situado generalmente en el interior
de la ciudad, y la villa del campo.
El palacio italiano y sus derivados europeos permanecieron fieles
a la tipología residencial desarrollada durante el Renacimiento, con un cuerpo
edificado cerrado en torno a un patio interno. Se dotó a las fachadas
principales de cuerpos centrales resaltados y decorados mediante el uso de
órdenes gigantes, que ya habían sido anticipados por Palladio. Se extendieron los ejes de simetría
al interior del edificio, donde se abrían el vestíbulo y el patio interno; por
ejemplo, el eje longitudinal introducido en el Palacio Barberini de Roma contribuía a la definición de la planta y subrayaba la conexión
con el exterior del edificio. Por otro lado, este palacio constituyó un punto
importante del desarrollo de la tipología residencial palaciega italiana: la
planta se constituía en forma de H, y la entrada se producía mediante un
profundo atrio que iba haciéndose más estrecho sucesivamente, hasta llegar a
una sala elíptica que servía de centro nodal al palacio entero.
En Francia, no obstante, el palacio urbano de la
nobleza, denominado hôtel,
recuperó para sí el esquema de los castillos medievales. El clima más duro
reclamaba una optimización del soleamiento en las principales estancias, lo que
generó fachadas escalonadas y grandes alas laterales. El cuerpo principal se
encontraba retrasado respecto a la calle y precedido de la cour d'honneur, un espacio de
transición abierto al exterior que al mismo tiempo separaba el palacio de la
ciudad. Un ejemplo de este esquema es el parisino Palacio del Luxemburgo, construido a partir de 1615 por Salomon de Brosse. Aquí, a diferencia de
otros edificios del mismo estilo y época, los pabellones angulares no fueron
destinados a locales de servicio, sino que contenían estancias principales en
cada planta.
Fue
notable el desarrollo francés de residencias en el campo, los denominados châteaux, que llevaron a la
realización de extensos complejos de los que partían los ejes viarios
principales que ordenaban el entorno. Entre ellos cabe destacar el Palacio de Vaux-le-Vicomte (1656-1659), proyectado por Louis Le Vau, y el Palacio de Versalles,
máximo símbolo del absolutismo francés y cuyas labores de
reconstrucción fueron iniciadas por el mismo Le Vau por encargo de Luis XIV.
URBANISMO DEL SIGLO XIX
“Es
en el Siglo XIX cuando se comienza a pensar la forma de las ciudades, en
respuesta a las transformaciones que surgen como consecuencia directa de
profundos cambios en el entramado social, político y económico. Las ciudades
pasan a crecer de modo desconocido anteriormente y nuevas demandas sociales
relativas al control del espacio urbano deben ser respondidas por el Estado, lo
que acabará llevando al surgimiento del Urbanismo como disciplina académica.
Desde
un punto de vista político, se mantiene y acrecienta la importancia de los
edificios representativos, puesto que desde eventos como la Revolución Francesa
surgen nuevas instituciones como las relacionadas con la vida democrática, por
dar un ejemplo.
Por
otra parte la Revolución industrial provoca un crecimiento hasta entonces
desconocido de las ciudades(especialmente en las fabriles). El crecimiento
demográfico y la concentración de grandes masas de población las convierten
rápidamente en macrociudades. En un tiempo breve, se hace necesario superar los
estrechos límites del núcleo antiguo, establecer vías rápidas de comunicación y
resolver el enfrentamiento entre habitabilidad y progreso económico.
Socialmente
la ciudad decimonónica refleja una estructura de barrios diferenciados donde la
calle actúa como elemento regulador, podemos hablar de grandes espacios urbanos
continuos. Londres es quizás la ciudad más importante de Europa en este aspecto
y quizá el modelo más típico de liberalismo donde junto a barrios miserables,
se encuentran hermosos inmuebles rodeados de espacios verdes.
Paris,
al contrario es el resultado de una política autoritaria dirigida por el Barón
Haussmann que pretende tener la capital más bella de Europa. Para ello se
recurre a la valoración del edificio monumento y la sistemática apertura de
avenidas y bulevares que cruzan la ciudad. Se trata de crear una ciudad
unitaria, anexando los pueblos y regularizando el casco antiguo.
Las
primeras soluciones sugeridas, reflejo de los nuevos pensamientos de la época,
proponen cambios radicales en todos los aspectos de la urbanidad, por lo que
los pensadores reciben el nombre de urbanistas utópicos. Estos proyectos
presentan en común dos rasgos esenciales: son núcleos de nueva planta que
proponen una nueva relación social y proponen nuevos usos a tipologías
arquitectónicas antiguas, es así como el palacio barroco sirve a Fourier para
diseñar su falansterio, suerte de mega edificio comunitario.
Si
bien no hubo respuestas urbanísticas integrales y eficientes, prevaleciendo en
el trazado razones puramente especulativas como el utilitarismo y razones de
producción, hay ciertas acciones que han definido con encanto la forma de las ciudades.
Sirva
esto como introducción para compartir nuestras impresiones sobre las ciudades,
los cambios que se producen en esta época y la impronta que han marcado en las
ciudades que habitamos (o quisiéramos habitar)
El Siglo XIX representó para México una etapa
de grandes cambios urbanísticos
El Urbanismo del siglo XX de cara al XXI
URBANISMO DEL SIGLO XX
La
historia del Urbanismo del siglo XX es la historia de una disciplina que busca
legitimarse a medida que se va desarrollando en un campo teórico de límites
imprecisos, pero de prácticas concretas, de grandes proyectos pero de anhelos
insatisfechos. La idea de una ciencia y un arte abarcadores de todos los
aspectos relacionados con la ciudad y a los que busca dar solución choca, a su vez,
con la letárgica visión positivista decimonónica, que disecciona cada tarea
para encasillarla dentro de una materia particular, con un objeto de estudio
particular, y censura los trasvases. Aún más, la idea de especialización
creciente de la división del trabajo socava el Urbanismo y enjuicia su derecho
a su propia entidad. Si a fines del siglo XIX el Urbanismo era una práctica con
una aspiración de cientificidad cada vez más lograda, durante gran parte del
siglo XX pareció alcanzarla, para finalmente entrar en crisis, caer bajo el
peso de propias pretensiones y verse subsumida –en su mínima expresión– como
simple arquitectura de la ciudad. Sin embargo, si rescatamos el avance pendular
que ha acompañado su desarrollo teórico-práctico a lo largo del siglo, podemos
aún albergar serias esperanzas sobre su pleno resurgimiento para el siglo XXI,
ya denominado “el siglo urbano”.
Para
comienzos del siglo pasado, el Urbanismo ya había visto la luz bajo la sombra
de dos grandes carreras profesionales tradicionales (la Ingeniería y la
Arquitectura), pero movida por las preocupaciones socio-sanitarias despertadas
por la “ciudad de la noche espantosa”. En verdad, las vertiginosas
transformaciones de las ciudades industrializadas, superpobladas, pauperizadas
y contaminadas demandaban soluciones acordes a los nuevos tiempos modernos que
las catalizaban. Así, sanitaristas, ingenieros y, finalmente, arquitectos
intervienen en ese contexto social complejo y difícil tratando de reconvertir
una matriz morfológica que juzgan anacrónica y disfuncional para la nueva
sociedad que debía nacer de los restos de la anterior, de esa ciudad medieval
caótica a sus ojos.
Pero
también tendrían algo que decir sobre la ciudad los geógrafos, los sociólogos,
los historiadores, los economistas, los biólogos, en fin, ninguna disciplina
iba a dejar de hablar de ella o encontrar allí imágenes que le permitiera
ilustrarse: la ciudad lograba ser, definitivamente, el hogar del hombre
moderno, su ambiente natural, hecho a su medida. Así, cada disciplina
elaboraría su especialización urbana: la geografía urbana, la sociología
urbana, y así podemos seguir abundando. De esta forma, se llegaba a un punto
donde se pudo llegar a escuchar a Aaron Wildavsky decir que “si el urbanismo es
todo, es que quizás no sea nada”. Finalmente, el perfeccionamiento matemático
de la planificación abstracta y la aciaga disociación entre una teoría sin
práctica y una práctica poco amiga de la teoría, condujeron a un urbanismo
abstraído de los vaivenes de la historia real y a otro cómodamente asentado en
torres de marfil, que más temprano que tarde, terminó por perder la confianza
de la sociedad que quería transformar. Ya a fines de siglo, la celebración del
fragmento en los proyectos urbanos parece convalidar una versión resumida del
urbanismo como simple arquitectura de la ciudad
Sin
embargo, los primeros años del siglo XXI comenzaron a demandar innovadoras
soluciones urbanísticas para los nuevos desafíos de una ciudad informatizada,
globalizada, superpoblada y contaminada. Dicho lo cual, es cierto, las
semejanzas con esa ciudad de fines del siglo XIX no son inocuas, sino renovados
llamados de atención sobre los que todas las disciplinas ligadas a la ciudad
quieren aportar de sí, pero sobretodo debería hacerlo el Urbanismo, en un
retorno que tome ventaja del movimiento pendular que acompaña a toda ciencia
que se precie de tal. No obstante es lícito preguntarse, si el urbanismo del
siglo XX no resolvió aquello que venía a transformar para mejor, ¿por qué va
hacerlo ahora? Una respuesta rápida sería que quizás ahora, después de un siglo
de conformación disciplinar, ahora sí está en condiciones de transformar su
realidad.
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