ARTISTA Y PINTORESFAMOSOS DE LA HISTORIA
GIOTTO (C.
1266-1337), pintor italiano, el más importante del siglo XIV. Su concepción
de la figura humana, que representó con líneas amplias y redondeadas —en lugar
de la representación plana y bidimensional de los estilos gótico y bizantino—
indica una preocupación por el naturalismo que significó un punto de inflexión
en la evolución de la pintura occidental. Giotto di Bondone nació en Colle di
Vespignano, cerca de Florencia. Se sabe muy poco de sus comienzos, pero se cree
que trabajó como aprendiz en Florencia antes de comenzar una carrera que le
llevaría a Roma, Padua, Arezzo, Rímini, Asís y Nápoles. Toda su obra es de
temática religiosa. Hizo sobre todo retablos y frescos para diversas iglesias.
Muy pocos de ellos se mantienen en buenas condiciones y la mayor parte han
desaparecido por completo o han tenido que restaurarse casi en su totalidad. En
estos casos no existe plena seguridad sobre su autoría, y es muy probable que
sean trabajos de sus seguidores o aprendices. Una de sus primeras obras famosas
es el gran conjunto de frescos que ilustra las vidas de la Virgen y de Cristo
en la capilla de la Arena, de Padua, acabado posiblemente en 1305 o 1306. Sus
escenas se alejan de la rígida estilización medieval para presentar la figura
humana con formas amplias y redondeadas, que parecen basarse más en modelos que
en arquetipos idealizados. Se opuso a los colores vivos y brillantes y a las
líneas largas y elegantes propias del estilo bizantino y prefirió trabajar con
una representación más serena y realista. Se centra en lo humano y en lo real
más que en lo divino y lo ideal, planteamiento revolucionario en una época
dominada por la religión. Los escenarios (tanto en esta serie como en las demás
obras) son fondos poco profundos, como cajas arquitectónicas, un poco más
abiertos que los fondos totalmente planos de las pinturas bizantina y gótica
pero sin llegar todavía al pleno desarrollo de la perspectiva que se lleva a
cabo en la pintura renacentista posterior.Se cree que la Virgen y el niño
entronizados (c. 1310, Uffizi, Florencia) pertenece al mismo periodo que los
frescos de Arena y es la única tabla atribuible a Giotto. En ella se nota la
influencia del pintor florentino Cimabue en la composición y en el estilo, pero
es única en cuanto a la humanización del rostro de la Virgen. Existen dos
ciclos de frescos en la basílica de Santa Croce de Florencia, que representan
la vida de san Francisco y las vidas de san Juan Bautista y san Juan
Evangelista, que se le atribuyen como obras posteriores. Aunque están
restauradas en gran parte, representan el estadio más avanzado de su estilo, en
el que las figuras humanas aparecen agrupadas en posturas dinámicas, que
reflejan movimiento. Su obra se adelantó a su tiempo. La mayor parte de sus
seguidores pintaron en una línea menos realista y más abiertamente decorativa.
Habría de ser Masaccio, un siglo después, quien difundiera el estilo de Giotto,
cuyo ejemplo fue crucial para el desarrollo de la pintura florentina posterior,
y cuyo interés por la representación de la figura humana y del mundo visible se
convirtió en una preocupación predominante durante el renacimiento florentino.
Murió en 1337 en Florencia.
MIGUEL ÁNGEL O
MICHELANGELO BUONARROTI (1475-1564), uno de los mayores creadores de toda
la historia del arte y, junto con Leonardo da Vinci, la figura más destacada
del renacimiento italiano. En su condición de arquitecto, escultor, pintor y
poeta ejerció una enorme influencia tanto en sus contemporáneos como en todo el
arte occidental posterior a su época
Nació
el 6 de marzo de 1475 en el pequeño pueblo de Caprese, cerca de Arezzo, aunque,
en esencia, fue un florentino que mantuvo a lo largo de toda su vida unos
profundos lazos con Florencia, su arte y su cultura. Pasó gran parte de su
madurez en Roma trabajando en encargos de los sucesivos papas; sin embargo,
siempre se preocupó de dejar instrucciones oportunas para ser enterrado en
Florencia, como así fue; su cuerpo descansa en la iglesia de la Santa Croce
PRIMERA JUVENTUD EN
FLORENCIA
El padre de Miguel Ángel, Ludovico Buonarroti, oficial
florentino al servicio de la familia Medici, colocó a su hijo, con tan sólo 13
años de edad, en el taller del pintor Domenico Ghirlandaio. Dos años después se
sintió atraído por las esculturas del jardín de San Marcos, lugar al que acudía
con frecuencia para estudiar las piezas antiguas de la colección de los Medici.
Invitado a las reuniones y tertulias que Lorenzo el Magnífico organizaba en el
palacio de los Medici con otros artistas, Miguel Ángel tuvo la oportunidad de
conversar con los miembros más jóvenes de la poderosa familia, dos de los
cuales posteriormente llegaron a ser papas (León X y Clemente VII); conoció
también a humanistas de la talla de Marsilio Ficino y a poetas como Angelo
Poliziano, habituales visitantes del palacio. Por entonces Miguel Ángel, que
contaba con 16 años de edad, ya había realizado al menos dos esculturas en
relieve, el Combate de los lapitas y los centauros y la Virgen de la escalera
(ambas fechadas en 1489-1492, casa Buonarroti, Florencia), con las que demostró
que ya había alcanzado su personal estilo a tan temprana edad. Su mecenas,
Lorenzo el Magnífico, murió en 1492; dos años después Miguel Ángel abandonó
Florencia, en el momento en que los Medici son expulsados por un tiempo de la
ciudad por Carlos VIII. Durante una temporada se estableció en Bolonia, donde
esculpió entre 1494 y 1495 tres estatuas de mármol para el arca de Santo
Domingo en la iglesia del mismo nombre.
PRIMERA ESTANCIA EN
ROMA
Más tarde, Miguel Ángel viajó a Roma, ciudad en la que podía
estudiar y examinar las ruinas y estatuas de la antigüedad clásica que por
entonces se estaban descubriendo. Poco después realizó su primera escultura a
gran escala, el monumental Baco (1496-1498, Museo del Barguello, Florencia),
uno de los pocos ejemplos de tema pagano realizados por el maestro, muy
ensalzado en la Roma renacentista y claramente inspirado en la estatuaria
antigua, en concreto en el Apolo de Belvedere. En esa misma época Miguel Ángel
esculpió también la Pietà (1498-1500) para la basílica de San Pedro en el
Vaticano, magnífica obra en mármol que aún se conserva en su emplazamiento
original. La Pietà, una de las obras de arte más conocidas, la terminó casi con
toda seguridad antes de cumplir los 25 años de edad, es además la única obra en
la que aparece su firma. Sentada majestuosamente, la juvenil Virgen sostiene a
Cristo muerto en su regazo, iconografía que toma del arte del norte de Europa.
En lugar de aparentar dolor, María se contiene, se refrena, con una expresión
en el rostro de total resignación. Con esta obra Miguel Ángel resume las
innovaciones escultóricas de sus predecesores en el siglo XV, como Donatello, a
la vez que introduce un nuevo criterio de monumentalidad característico del
estilo del cinquecento italiano.
PRIMER RETORNO A
FLORENCIA
El punto culminante del estilo de juventud de Miguel Ángel
viene marcado por la gigantesca (4,34 m) escultura en mármol del David
(Academia, Florencia), realizada entre 1501 y 1504, después de su regreso a
Florencia. El héroe del Antiguo Testamento aparece representado como un joven
atleta desnudo, musculoso, en tensión, con la mirada fija en la distancia,
buscando a su enemigo, Goliat. La intensa y penetrante mirada, la fuerza
expresiva que emana del rostro del David es, junto con la escultura de Moisés,
realizada posteriormente, el mejor ejemplo de la terribilità miguelangelesca,
rasgo distintivo de muchas de las figuras del artista toscano así como también
de su propia personalidad. El David, la escultura más famosa de Miguel Ángel,
llegó a convertirse en el símbolo de Florencia, colocada en un principio en la
piazza della Signoria, frente al palazzo Vecchio, sede del ayuntamiento de la
ciudad. En 1910 se colocó en ese lugar una copia del original que se encuentra
en la Academia. Con esta obra Miguel Ángel demostró a sus coetáneos que no sólo
había superado a todos los artistas contemporáneos suyos, sino también a los
griegos y romanos, al fusionar la belleza formal con una poderosa expresividad,
significado y sentimiento.Paralelamente a su trabajo como escultor, Miguel
Ángel tuvo la oportunidad de demostrar su pericia y habilidad como pintor al
encomendársele un fresco para el salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio,
La batalla de Cascina, frente a otro encargado a Leonardo sobre la Batalla de
Anghiari. Ninguno de los dos artistas llevó a cabo su cometido, limitándose a
realizar un dibujo preparatorio sobre cartón a escala natural. En el caso de
Miguel Ángel, el cartón presenta una combinación de figuras vestidas y desnudas
en diferentes posturas y actitudes que anuncian su siguiente gran proyecto, la
decoración de la bóveda de la Capilla Sixtina en el Vaticano
LA BÓVEDA DE LA
CAPILLA SIXTINA
En 1505, Miguel Ángel interrumpió su trabajo en Florencia al
ser llamado a Roma por el papa Julio II para realizar dos encargos. El más
importante de ellos fue la decoración al fresco de la bóveda de la Capilla
Sixtina, que le tuvo ocupado entre 1508 y 1512, 24 años antes de comenzar, en
1536, el Juicio Final. Pintando en una posición forzada, acostado de espaldas
al suelo sobre un elevado andamiaje, Miguel Ángel plasmó algunas de las más
exquisitas imágenes de toda la historia del arte. Sobre la bóveda de la capilla
papal desarrolló un intrincado sistema decorativo-iconográfico en el que se
incluyen nueve escenas del libro del Génesis, comenzando por la Separación de
la luz y las tinieblas y prosiguiendo con Creación del Sol y la Luna, Creación
de los árboles y de las plantas, la Creación de Adán, Creación de Eva, El
pecado original, El sacrificio de Noé, El diluvio universal y, por último, La
embriaguez de Noé. Enmarcando estas escenas principales que recorren
longitudinalmente todo el cuerpo central de la bóveda, se alternan imágenes de
profetas y sibilas sobre tronos de mármol, junto con otros temas del Antiguo
Testamento y los antepasados de Cristo. Estas imponentes y poderosas imágenes
confirman el perfecto conocimiento que sobre la anatomía y el movimiento
humanos poseía Miguel Ángel, cambiando con ello el devenir de la pintura
occidental.
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