LA
COMFORMACION DE LA CIUDADANIA VENEZOLANA
Y POLITICA SOCIAL SOBRE LAS COMUNIDADES ABORIGENES Y ANALIZA LOS SIGUIENTES
TOPICOS
SOBRE LA SOCIEDAD EN LA VENEZUELA DEMOGRAFICA
A pesar de los hechos que
nos narra la historia, hoy contamos con la presencia de comunidades indígenas,
descendientes de los antiguos pobladores prehispánicos y que por tanto, corresponden al origen de nuestra cultura No
se conoce el número exacto de los aborígenes que residen en el territorio
nacional, debido a que esas comunidades han sufrido diversos cambios por las
adaptaciones y las influencias a las que se han tenido que someter.
De este modo, en el XIII
Censo General de Población y Vivienda realizado a nivel nacional en el año
2.001 (último censo realizado hasta ahora), se registraron 536.863 pobladores
indígenas, es decir, un 2,3 % del total de la población.
Además, cabe destacar que el
33,3 % (178.343) de ellos fueron identificados en comunidades propiamente
indígenas, esto quiere decir que la mayoría de la población indígena venezolana
aún convive en comunidades ubicadas en áreas selváticas y rurales, distribuidas
sobre todo a lo largo y ancho de nuestras fronteras terrestres y marítimas.
EL
INDIGENA EN LAS DIFERENTES INSTITUCIONES POLITICAS DEL ESTADO
En nuestro país, en las
últimas décadas ha habido una serie de movilizaciones, protestas y
manifestaciones, los cuales han desafiado la territorialidad del Estado. En
especial, se han establecido nuevas relaciones entre democratización y
descentralización, y en la lucha contra la exclusión y la discriminación han
surgido nuevas formas de subjetividad e identidad espacial. Estas nuevas
formas, que cuestionan la territorialidad (dada de antemano) del sistema
estatal, pueden considerarse como reflejo de lo político expresado de manera
espacial. En respuesta, la administración central han introducido toda una gama
de reformas que buscan reconocer las exigencias de los pueblos indígenas Al
buscar realinear y reestructurar el poder territorial del Estado central, se ha
buscado contener y pacificar lo geopolítico dentro de su ya constituida
frontera.
El discurso de los nuevos
movimientos indígenas establece un vínculo cada vez más claro entre
territorialidad, autogobierno y jurisdicción, como expresiones del derecho a la
libre determinación. Pero esto no significa plantear la separación o el
aislamiento, sino el intento de promover una mayor participación indígena en la
sociedad y fortalecer las culturas e instituciones indígenas para construir un
nuevo modelo de Estado más incluyente. De lo que se trata, es de la búsqueda de
un equilibrio entre la participación indígena en el Estado y sus instituciones
y el respeto para la autonomía de las instituciones indígenas. Las demandas
indígenas se concentran en ganar el acceso a las instituciones políticas del
Estado, mientras al mismo tiempo buscan fortalecer sus propias instituciones
para hacer posible su participación.
A pesar de las limitaciones
que se observan en el uso de los términos “pueblos”, “territorios” y “libre
determinación”, en la normativa internacional (Declaración Universal de los
derechos sobre los Pueblos Indígenas (ONU)
EL
PROCESO DE TRANSCULTURACIONES CAMPO-CIUDAD
La palabra transculturación
se generó en el terreno de la Antropología a partir del año 1935, con el fin de
clasificar el estudio del contacto cultural entre grupos diferentes, sin
embargo, su definición ha ido modificándose para delimitar más claramente su
campo de acción ya que la terminología es una herramienta esencial en la
investigación.
De las variadas acepciones
cabe destacar, por su precisión, la realizada en 1940 por el cubano Fernando
Ortiz,[4] él da las siguientes razones para su uso:
“Soy de la opinión que la
palabra transculturación expresa mejor las diferentes fases del proceso de la
transición desde una cultura a otra, a causa de que esto no consiste meramente
en la adquisición de otra cultura, que es lo que implica la palabra inglesa
Aculturación, sino que este proceso comprende también necesariamente la pérdida
o el arrancar de raíz una previa cultura, la cual sería definida como
Deculturación. Además de esto lleva consigo la idea de la creación consiguiente
de los nuevos fenómenos culturales, lo cual sería llamado Neoculturación”. [5]
Esta definición si bien es
muy acertada hace una errónea interpretación, referente al uso de la palabra
inglesa Aculturación, ya que la traducción al español engloba la totalidad de
lo que es transculturación y no solo una parte como lo indica Ortiz. Finalmente
nuestra definición aceptada es la realizada por los antropólogos Redfild,
Linton y Herskovits, quienes fueron comisionados por la Asociación
Norteamericana de Antropología para que limitaran el término específicamente y
cuya definición ya se otorgó en la introducción.
Aparte de las cuestiones
terminológicas, debemos tomar en cuenta algunas de las formas de compenetración
Hispano Aborigen, en particular los respectivos aportes materiales producidos
durante la conquista. El fenómeno de la conquista involucra necesariamente un
proceso de contacto entre culturas en que estas se influyen recíprocamente,
CONSECUENCIA
SOCIALES DE LA DEMOGRAFIA PARTIDIDTA-PARTIDISTA LA MARGINILIDAD COM0O EXPLUCION
SOCIAL
El término “Comunidades
Indígenas ” es un concepto muy amplio cuya definición ha estado siempre sujeta
a controversia. En general, se utiliza para designar a aquellos grupos étnicos
que se caracterizan por poseer formas de vida y organización distintas de las
de las sociedades “Modernas” e industrializadas. Parte de la controversia
existente alrededor del término mencionado, tiene su origen en su común
utilización como sinónimo de “Primitivo”, “Atrasado” e inclusive “Incivilizado”
La Expansión del modo de
vida “Occidental”, ha exportado al resto del mundo sus formas de organización
social, política, su ética, y formas religiosas, lo que ha colocado a la
inmensa mayoría de las comunidades indígenas de América Latina y otras partes
del mundo, ante una difícil situación en la cual se debaten en el dilema
Tradición Vs. Modernidad; la necesidad de recursos naturales ha llevado a las
sociedades modernas ha expandir su radio de acción a los territorios
tradicionalmente ocupado por comunidades indígenas, y éstas no han podido hacer
frente de manera efectiva a esa expansión occidental, por lo que se han visto
marginadas de los territorios que históricamente venían ocupando durante
siglos.
En Venezuela, las
Comunidades Indígenas que sobrevivieron al genocidio llevado a cabo durante la
conquista y colonización del territorio nacional, se hallan hoy sometidas a
presiones similares a las descritas anteriormente; el afán modernizador de las
élites políticas y económicas que han controlado a la sociedad venezolana desde
la Independencia, las ha sumido en un acelerado proceso de Aculturación, que
los sitúa en una difícil situación social. No obstante, en la actualidad (como
ya se señaló al inicio de este tema) en Venezuela habitan, según los datos del
Censo de las Comunidades Indígenas realizado en el marco del Censo general de
Población y Vivienda del 2001, 178.343 indígenas.
Este número se refiere a
personas que habitan todavía en comunidades indígenas; además, 354.400 personas
se declararon pertenecientes a un pueblo indígena, lo cual ubica la población
indígena total del país en 532.743 habitantes que representan el 2,3% del total
de la población venezolana, cantidad considerablemente importante.
CONSECUENCIA
INMEDIATA DEL INCRECIMIENTO DE MARGUINILIDAD
El origen de la marginalidad
se encuentra profundamente asociado a la naturaleza y características de la
estructura económica del país, pues ella se halla, como la mayoría de las
economías subdesarrolladas de América Latina, deformada y desarticulada, en
especial por su poca competitividad y por la gran dependencia de las economías
del Primer Mundo. Ésta situación económica produce fuertes desajustes sociales
como consecuencia de la ausencia de empleos bien remunerados, así como por las
dificultades para acceder a los más elementales servicios de salud o educación
en la que se encuentran las personas que viven en condiciones de marginalidad.
En general, las políticas del Estado venezolano para combatir la pobreza han
fracasado, ya que no han sido capaces de lograr un fortalecimiento de la
economía que se traduzca en la creación de empleos.
La inmensa mayoría del
denominado gasto social de los gobiernos que desde 1958 y hasta la actualidad
han gobernado a Venezuela, ha sido ineficiente, pues se ha dirigido a aplicar
políticas inmediatistas –es decir “Paños Calientes”- que muy poco han logrado
mejorar la realidad socioeconómica venezolana.
En el caso venezolano, a
diferencia de las grandes aglomeraciones urbanas de los llamados países
desarrollados, la población que se agrupa en ciudades no es consecuencia de la
industrialización sino de la aglomeración en búsqueda de oportunidades diversas.
En la época en que se concentraron las obras públicas en Caracas (1948-1958)
mucha gente se desplazó a la capital. Más tarde la urbanización fue
consecuencia del relativo fracaso de las diferentes políticas agrarias
emprendidas y de los bajos niveles de producción y de productividad en el
campo. Sin embargo, en los últimos años esta tendencia se ha frenado algo,
debido a diversas causas, entre las cuales se cuenta la presencia de los
centros poblados surgidos de la reforma agraria, así como el aumento de la
producción agropecuaria en volumen y remuneración.
A pesar de esto, el proceso
de aglomeración urbana ha sido, en gran parte, ruralización de las ciudades
porque el campesino que emigra del interior transporta con él sus hábitos sin
cambiarlos por los de la cultura urbana. Al desubicarse se desarraiga de su
Ecología, de su sistema de vida y de su ambiente afectivo. Esto produce un
trauma muy común en las grandes áreas urbanas del país, en algunas de las
cuales se producen fenómenos de contradicción y de violencia social, de
criminalidad e inseguridad, cada vez más notorios.
La presencia de la
marginalidad afecta todos los órdenes de la vida social, económica, política y
cultural de la sociedad venezolana, entorpeciendo además, todos los esfuerzos
planificadores del Estado venezolano. Esta dura realidad ha sido catalogada
como “Bomba de Tiempo” por distintos especialistas, ya que la frustración de
las expectativas de la mayoría de la población puede originar, como ya ocurrió
el 27 de febrero de 1989, fuertes explosiones sociales, que además repercuten
en la estabilidad del sistema democrático venezolano. Además el problema de la
marginalidad genera una especie de círculo vicioso en el que, muchos hijos
reciben de sus padres la pesada herencia de tener que vivir en condiciones de
exclusión y pobreza extrema.
La superación de la
marginalidad, como ya se señaló, constituye el mayor reto que enfrenta la
sociedad venezolana en la actualidad, pues su superación implica un esfuerzo
que desborda la sola actuación del Estado, para convertirse en responsabilidad
de toda la sociedad. Superar la pobreza requerirá de distintos planes,
políticas y sobre todo, mucha voluntad y conciencia política y ciudadana. Entre
las directrices que han de seguirse se destacan:
La superación de la Pobreza
debe ser un objetivo prioritario no sólo para el Estado, sino para todo el
conjunto de la sociedad. Esto implica la adopción de políticas estructurales y
de carácter global para lograr ese objetivo.
Es absolutamente necesario
construir un sistema educativo de calidad, que garantice a la mayoría de la
población y sin exclusiones, una capacitación adecuada, además de dotarle de
una sólida formación en valores.
El Estado debe ejercer la
planificación y control de los movimientos migratorios, planes de urbanismo y
en general, todos aquellos aspectos que incidan el crecimiento de los sectores
marginales en las ciudades; para ello, es necesario el fortalecimiento y
diversificación del aparato productivo nacional, para garantizar el pleno empleo
en todo el territorio.
Es necesario invertir
mayores recursos en Educación, salud y en general en la seguridad social. Sin
embargo, ese gasto debe ser racionalizado para que sea eficiente y tenga en
realidad impacto en el mejoramiento de la calidad de vida de la mayoría de la
población
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