LA
GENEALOGÍA DE LA MORAL DE NIETZSCHE
Tratado
primero: bueno y malo, bueno y malvado
En este texto, Nietzsche alude a otros autores que
también han elaborado teorías acerca del origen de la moral y de los conceptos
morales `bueno', `malo', etc. Estos autores son autores ingleses defensores del
evolucionismo. Según estos genealogistas, el origen del concepto `bueno' hay
que buscarlo en la utilidad: al principio, acciones no egoístas fueron alabadas
por aquellos a quienes iban dirigidas, es decir, por aquellos a quienes
resultaban útiles y fueron éstos los que comenzaron a llamarlas `buenas', de
modo que el término `bueno' comenzó siendo sinónimo de útil o beneficioso para
aquel que recibe las ventajas de una acción no egoísta hecha por otro. Con el
tiempo este origen se olvidó, pero esta clase de acciones no egoístas siguieron
llamándose útiles por costumbre y al final fueron tomadas equivocadamente por
buenas en sí mismas, al margen de su utilidad. El origen del concepto `bueno'
se basaría, pues, en la secuencia: utilidad-olvido-hábito-error. La crítica de
Nietzsche podemos resumirla en los siguientes puntos:
Falta de sentido histórico: Nietzsche acusa a estos
genealogistas de pensar de una manera ahistórica. Según él pretenden hacer
historia de la moral y de los conceptos morales, pero no fundan sus teorías en
lo históricamente comprobable, sino que las fundan en simples imaginaciones o
en hipótesis que son contrarias a lo que parece deducirse de la ciencia
histórica. En casi todas las civilizaciones, `bueno' y `malo' tienen su origen
el hombre noble y aristocrático frente al hombre plebeyo y vulgar. Estos
genealogistas no logran construir la historia efectiva de la moral y carece de
base histórica.
Su explicación del origen del concepto `bueno' es
insostenible desde el punto de vista psicológico: En el supuesto de que fuera
cierta la teoría de esos genealogistas, no es posible que los hombres se
olvidaran de la utilidad de las acciones no egoístas, es decir, no es posible
que los hombres borraran de su mente la equivalencia entre bondad y utilidad.
Su forma de pensar continua siendo esencialista: Aunque
intentan hacer una genealogía de l moral, están aceptando que existe una
esencia eterna e invariable de lo `bueno', que sería lo no-egoísta y lo útil,
es decir, `bueno' fue siempre lo mismo, sinónimo de no egoísta y de útil. La
utilidad y el no-egoísmo constituyen la esencia de la bondad de una acción.
Para Nietzsche no existen tales cosas. En la genealogía de la moral, Nietzsche
buscará la procedencia de los conceptos morales, intentando determinar su
surgimiento y desarrollo y transformaciones. El surgimiento de la moral es para
Nietzsche fruto del azar en determinadas condiciones históricas.
Crítica
a la cultura europea.
Nietzsche considera que lo moral es una forma de
interpretar ciertas cosas y ciertos comportamientos, y toda interpretación se
hace desde determinada perspectiva. Lo que va a proponer Nietzsche es una
perspectiva nueva frente a la moral. La moral europea (que Nietzsche identifica
con la moral cristiana), es una negación de los instintos y de la vida, se
asienta sobre el miedo a esta vida y la consiguiente invención de `otra vida',
que es una vida tras la muerte que vivirá el alma liberada de todo lo que se
supone negativo y que está ligado al cuerpo y alo terrenal.
La moral judeo-cristiana, negadora de la vida, es la que
ha imperado en occidente durante veinte siglos y ha penetrado toda la cultura.
Todos estos valores presentes en todas las manifestaciones de la cultura
occidental van a ser analizados y criticados por Nietzsche que va a proponer
una perspectiva diferente, una perspectiva que sea una afirmación de `esta
vida' y su fuerza fundamental, que es la voluntad de poder, que sea un eterno
sí a la vida sin excluir nada.
El
origen de los términos `bueno' y `malo'.
Nietzsche va a criticar también la moral cristiana que se
ha solidificado en Europa como la única moral existente. El método que utiliza
en esta crítica va a ser el método genealógico, la búsqueda de los ancestros de
la moral, de sus orígenes. El método genealógico se va a aplicar a los
conceptos `bueno' y `malo' buscando cuál es el origen de estos dos valores para
ver que sentido tuvieron en su origen, y si éste se ha mantenido o ha cambiado.
Este es el objetivo de Nietzsche en el tratado primero de su genealogía de la
moral
.
La
transvaloración de los valores.
`Bueno' y `malo' no tuvieron en su origen el sentido que
les ha dado la moral cristiana. `Bueno' significó aristocrático, noble,
privilegiado; y `malo' significó vulgar, plebeyo, bajo; justo al contrario de
lo que significan en la moral cristiana.
El cristianismo ha llevado acabo una transvaloración de
los valores. Esta transvaloración fue iniciada por los judíos y continuada por
los cristianos.
A esta inversión se procede de la siguiente manera:
Nos encontramos dos fórmulas: “Yo soy `bueno', luego tú
eres `malo'” y “ Tú eres `malvado', luego yo soy bueno'”.
Los términos `bueno' y `malo' no significan lo mismo,
sino que según una u otra fórmula varía su sentido.
En la primera fórmula quien se afirma como bueno no toma
como medida de sus acciones valores trascendentales o superiores, no se compara
con los demás, sino que afirma soy 'bueno' de un modo espontáneo, a partir de
sí mismo, y lo hace porque es un individuo que afirma, goza, crea, actúa.'Bueno
significa la actividad, la afirmación, la creación, el goce, es una afirmación
de la propia forma de ser y de vivir. Son los poderosos, los superiores los que
se consideran a sí mismos como buenos. El `malo' es el que no actúa, el que no
afirma, el que no goza, es una conclusión negativa, lo que es mezquino, vulgar,
la inactividad, la debilidad y la impotencia. `Bueno' es el señor, el fuerte,
el creador; `malo' es el débil, el esclavo, el pasivo.
En la segunda fórmula el proceso queda invertido. Se
parte del reconocimiento de la existencia del otro al que se califica de
`malvado', y por oposición, como reacción a ese otro, se deriva la conclusión
sobre uno mismo, “luego yo soy `bueno'”. La conclusión es la reacción frente al
otro. Aquí, quien habla es el esclavo, el impotente, el débil, el pasivo, el
que no es capaz de actuar como sujeto autónomo, sino, que sufre la acción del
otro, del poderoso. Es un ser reactivo, su única capacidad es la de reaccionar
frente al otro. Nietzsche denomina su moral como moral reactiva, frente a la de
los fuertes y superiores, que es una moral activa.
Los significados se han invertido. El `bueno' de la
primera fórmula es el `malvado' de la segunda, y es `malvado' porque actúa,
porque afirma. El `bueno' es el que en la otra expresión era el `malo', y
`bueno' pasa a significar la pasividad, la falta de autoafirmación.
Los originarios conceptos `bueno', `fuerte', `noble',
`débil', `bajo' y `plebeyo' fueron totalmente invertidos.
“Moral de señores” y “moral de esclavos”.
Estos términos contrapuestos `bueno-malo',
`bueno-malvado' representan para Nietzsche dos formas de valorar diferentes,
que engloba bajo la denominación “moral de señores” que es una moral activa, y
“moral de esclavo” que es una moral reactiva.
En un principio, `nobles' y `esclavos' hacían referencia
a estamentos o castas sociales, pero luego esa nobleza y servidumbre,
experimentó un cambio conceptual y pasó a querer decir “anímicamente noble o
esclavo”. No hay que entender aquí una diferencia de las personas según su
posición social, sino que el filósofo se refiere a hombres superiores o
inferiores desde el punto de vista espiritual.
ACCIÓN:
CREACIÓN DE LOS NOBLES BUENO MALO
(Gut) (Schlecht)
Resentimiento lo suyo
Venganza oposición
REACCIÓN:
PLEBEYOS / ESCLAVOS MALVADO BUENO
(Bose) (Gut)
lo suyo
El ”mérito” de la debilidad.
La originaria moral aristocrática fue sustituida por la
moral de esclavos que ha transvalorado el sentido originario `bueno' y `malo',
esto para Nietzsche significa el triunfo de los débiles, de los mediocres, del
rebaño. Pero tal transvaloración, ha necesitado de un complejo entramado de
falsificaciones e invenciones que Nietzsche quiere destapar.
Se ha falsificado y enmascarado la realidad para hacer
parecer la debilidad como un mérito, como algo elegido. Se ha hecho parecer al
débil como alguien que voluntariamente ha renunciado a la fuerza y a la acción.
Por el contrario, la acción del poderoso se ha hecho aparecer como producto de
su voluntad, si no renuncia a ella es porque no quiere y por tanto caen bajo su
responsabilidad todas las posibles consecuencias de su acción contra los
débiles a los que hace sufrir. Es por ello que es un `malvado', ya que pudiendo
renunciar a su fuerza y volverse bueno (o sea, débil) no lo hace.
Nietzsche se lanza a desenmascarar todas las ficciones e
inventos que sustentan esta interpretación de los débiles. Entre estos inventos
está el de la existencia de un sujeto libre, un sujeto que puede actuar como
quiera. Para Nietzsche no existe tal cosa, no hay un sujeto y las acciones de
ese sujeto como dos cosas diferentes. De manera que ser fuerte es lo mismo que
manifestar esa fortaleza, sin poder renunciar a ella, y ser débil es manifestar
la debilidad. No hay ningún mérito en ser débil porque el débil no puede ser de
otra manera, ni hay ninguna maldad en ser fuerte, porque el fuerte no puede
renunciar a esa fortaleza. Nietzsche pone como ejemplo a los corderos y a las
aves de rapiña, ninguno puede dejar de ser lo que es, y de actuar en
consecuencia, el cordero no es libre para escoger ser ave de rapiña, ni el ave
de rapiña puede elegir ser cordero.
El
resentimiento y la moral de esclavos.
Las denominaciones morales `bueno' y `malo' proceden de
la nobleza, de la aristocracia. De los plebeyos y esclavos, de la casta
sacerdotal, del espíritu de resentimiento y de venganza procede la valoración
contrapuesta, que, aunque parece conservar las mismas denominaciones mortales,
les otorga un sentido totalmente distinto: en la nueva valoración se oponen
`bueno' y `malvado'. Esta rebelión la llevaron acabo por primera vez en la
historia los judíos y después fue proseguida por los cristianos. El `ataque' a
los judíos es una crítica a la concepción de la cultura y religión
judeo-cristiana frente la moral. “El cristianismo a tomado partido por todo lo
débil, bajo, malogrado, ha hecho un ideal de la contradicción a los instintos
de conservación de la vida fuerte”.
Nadie es consciente ya de esa transvaloración llevada
acabo por el cristianismo porque a acabado por imponerse desde hace tiempo y
nos hemos acomodado a ella, pero Nietzsche pretende agitar nuestra conciencia.
Los enemigos que Nietzsche descubre en la “Genealogía de
la moral” son los `ideales' cristianos, frutos del resentimiento y de la mala
conciencia necesitan no sólo la autoafirmación, sino la contemplación de la
desgracia de los diferentes. Esta transvaloración judeo-cristiana es la que
Nietzsche quiere tansvalorar, con el fin de instaurar una nueva jerarquía de
valores que sustituya a la antigua.
Desenmascarar
la moral de los esclavos.
Localiza en el resentimiento la fuerza creadora de los
valores de la moral de esclavos, Nietzsche procede a un desenmascaramiento
psicológico de esta moral: “No es del amor, como dicen ellos, de donde han
nacido estos valores, sino del resentimiento”, Nietzsche llama `psicología' a
este husmear bajas e inconfesables pasiones que alientan bajo bellas palabras.
Según esta `psicología', tras el amor, altruismo, compasión, bondad, etc., que
son las virtudes que proclama la moral de esclavos, hay soterrado un conjunto
inconfesable (y generalmente no consciente) de odio, egoísmo, interés, vanidad,
crueldad, etc. Proclamándose virtuosos, buenos, justos, etc., lo que pretendían
era arrogarse una forma de superioridad sobre los nobles, lo que no es más que
una venganza encubierta.
La moral cristiana no es más que un engaño de lo débiles
y decadentes para imponer su dominio. Desde la perspectiva de la negación de la
vida la moral cristiana ha fabricado sus propios valores y los ha hecho pasar
por los únicos y auténticos valores.
En conclusión, el intento de Nietzsche no es el de
fundamentar la moral, sino desenmascarar la moral cristiana, que se ha impuesto
como la única y verdadera moral, y dar un nuevo enfoque, un enfoque que
favorezca la vida, frente a la moral cristiana que niega la vida.
Esquema
del contenido de los 17 párrafos que contiene el “tratado primero”.
1-3: Crítica a los `psicólogos ingleses'. Rechazo de su
explicación, según la cual en un principio las acciones no egoístas fueron
llamadas `buenas' por su utilidad.
4-5: La etimología como el camino correcto. En diferentes
lenguas `bueno' significó en un principio `noble', `aristocrático', y
evolucionó hacia el significado de `anímicamente noble'.
6: Surgimiento de una `casta sacerdotal' que acaba
invirtiendo la valoración aristocrática.
7-11: El pueblo judío (casta sacerdotal por excelencia)
como artífice de una `rebelión de esclavos en la moral', una `transvaloración
de los valores aristocráticos', basada en el resentimiento contra los nobles.
Esta rebelión, seguida por el cristianismo, da lugar a una moral de esclavos,
una moral reactiva, opuesta a la moral noble, que ha convertido al hombre en un
manso animal de rebaño.
12: Nihilismo como cansancio del hombre. Al perder el
temor al hombre, se pierde también la admiración por el hombre, el hombre
cansa.
13: Crítica a la falsa distinción entre el ser y el hacer
motivada por la seducción del lenguaje. Crítica a la noción de sujeto libre.
14: La `fabricación de ideales' por la moral de esclavos:
la debilidad transformada en mérito.
15: El cristianismo como religión del odio y la venganza.
Recurso a textos religiosos.
16: Lucha de dos sistemas de valores diferentes: `bueno y
malo' / `bueno y malvado', simbolizada en la lucha de `Judea contra Roma, Roma
contra Judea'. Triunfo de Judea (cristianismo).
17: Interrogantes sobre el resurgir de la lucha, de los
valores aristocráticos.
Resumen
del “tratado primero”.
Busca en la etimología el significado originario de los
dos términos básicos del lenguaje moral: `bueno' y `malo'.
Empieza hablando de los únicos autores que hasta ahora se
han ocupado de hacer una genealogía de la moral a los que menciona como
`psicólogos ingleses'. Les reconoce el haber llevado acabo el intento, pero van
a ser criticados por la forma de hacerlo.
Estos autores han dado una explicación de tipo
utilitarista sobre el origen de la moral, ellos piensan que en un principio
fueron llamadas `buenas' las acciones no egoístas porque resultaban útiles a
quienes se beneficiaban de ellas, luego esta utilidad se olvidó, pero el hábito
de llamarlas buenas hizo que se creyera que eran buenas en sí mismas.
Esta explicación de los psicólogos ingleses es criticada
por Nietzsche por dos motivos:
Es insostenible desde el punto de vista histórico, sitúa
en lugar falso el origen de los términos, ya que no pudieron ser los que
recibían pasivamente los beneficios de las acciones los que pudieron darles
nombre y valorarlas, sino aquellos que actuaban. Los nobles y poderosos se
llamaron así mismos `buenos', y a sus acciones `buenas', ya que tenían la
posición superior que le permitía dar nombre a las cosas y para marcar su
diferencia con los bajos y plebeyos, para distanciarse, les llamaron `malos'.
También es psicológicamente insostenible al decir que la
utilidad se puede olvidar.
A partir del párrafo 4, Nietzsche empieza a dar su visión
del tema, señalando la etimología como el amino correcto. Nos dice que en
diferentes lenguas el término `bueno' significó `noble', `anímicamente
superior' y `malo' significó `vulgar' y `plebeyo'.
Esta superioridad se apoya en diversos criterios como la
superioridad de poder, o rasgos visibles como la riqueza, pero Nietzsche señala
como el rasgo más interesante los rasgos típicos de su carácter, es decir, los
nobles se distinguen de los plebeyos no como dos clases sociales, sino como personas
de carácter diferente.
Esta forma aristocrática de valorar fue sufriendo un
proceso de transformación. Con el surgimiento de una `casta sacerdotal'
empiezan a surgir valores diferentes (`puro'-`impuro')y empiezan a
transformarse los valores aristocráticos, hasta el punto de que llegan a
invertirse por completo. Frente a la valoración aristocrática basada en la
fortaleza y en la acción, la valoración noble-sacerdotal parte de la impotencia
y la espiritualidad.
El pueblo judío es la casta sacerdotal por excelencia,
ellos inician una rebelión de esclavos en la moral, ellos han hecho una guerra
oculta contra los nobles y fuertes que consiste en la `transvaloración de los
valores propios de éstos': `bueno' ha pasado a ser el débil, el bajo, el digno
de lástima y `malvado' es el fuerte y el noble, es decir, la antítesis de los
valores aristocráticos.
Ya no somos conscientes de tal transvaloración porque se
ha instalado desde hace dos milenios porque esa `rebelión de esclavos en la
moral' ha triunfado definitivamente hasta llegar a instalarse en el hombre
moderno, en los demócratas y librepensadores. Esta rebelión de esclavos en la
moral ha acabado por instaurar una moral de esclavos, totalmente opuesta a la
moral noble. La moral noble surge de la afirmación de sí misma y de la acción,
mientras que la moral de esclavos surge de la negación y de la reacción contra
todo lo que es noble y superior.
Los dos valores contrapuestos de la moral noble son
`bueno' y `malo' y son muy diferentes a los dos valores que se contraponen en
la moral de esclavos `bueno' y `malvado', ya que en la moral de esclavos
`malvado es justamente lo que en la otra moral era `bueno', el poderoso, el
dominador que antes era el `bueno', es llamado ahora el `malvado'.
Esta inversión de valores ha sido la trama urdida por los
débiles para acabar con todas las razas nobles. La cultura ha convertido al
hombre en un manso animal de rebaño. El resultado es que ya no hay nada que
temer en el hombre, pero tampoco nada que admirar, porque se ha convertido en
un gusano, en un ser empequeñecido y mediocre. Hemos perdido el miedo por el
hombre y también el respeto por el hombre, estamos ya cansados del hombre
(nihilismo).
La `seducción del lenguaje' nos hace duplicar las cosas
creyendo que existe un sujeto por un lado, y por el otro, las acciones de éste.
Así como separamos el rayo del resplandor como cosas diferentes, pensamos que
pueden separarse la fortaleza y sus manifestaciones. Esto es un error para Nietzsche,
no hay un ser y un hacer, son lo mismo y también la fuerza y sus
manifestaciones. Los débiles han hecho creer que han renunciado a manifestar la
fortaleza, que su debilidad es un mérito porque ha sido una renuncia
voluntaria. Para Nietzsche esto es una quimera, puesto que `no hay un ser
detrás del hacer', no hay más que la debilidad que se manifiesta necesariamente
como debilidad y la fortaleza que se manifiesta como fortaleza. Pero los
débiles con su resentida inteligencia han hecho creer que ser débil es un
mérito porque es un acto voluntario y libre.
Todas las manifestaciones de la debilidad son
transformadas en méritos y en virtudes de un sujeto libre. Pero lo que ocurre
es que los débiles quieren alguna vez ser fuertes, esperan que llegue `su reino'
en el cual lograrás su venganza más terrible, la venganza eterna, para lo cual
necesitan la `vida eterna'. Nietzsche cita a Tomás de Aquino para mostrar que
aunque los cristianos predican una religión del amor y del perdón, esperan la
venganza, los terribles tormentos a los que serán sometidos los condenados para
así sentirse mejor en la bienaventuranza.
Los dos valores contrapuestos `bueno-malo' (moral noble)
y `bueno-malvado' (moral de esclavos) que queda simbolizada en la lucha de
`Roma contra Judea, Judea contra Roma', en la que ha vencido Judea por medio
del cristianismo, es decir, los valores del resentimiento y de la debilidad han
vencido sobre los valores nobles y fuertes. Si bien ha habido algunos momentos
en la historia en que han resurgido los valores aristocráticos enseguida han
sido vencidos: el Renacimiento es un resurgir de Roma, pero Judea triunfa de
nuevo con la Reforma Protestante y más tarde con la Revolución Francesa, siendo
Napoleón el último resurgir de la moral noble.
Tratado segundo: culpa, mala conciencia y similares.
Aclaraciones terminológicas.
Pena: Hay
que entender este término como sinónimo de castigo, como cuando hablamos de la
pena que se le impone a un acusado.
Culpa: La
palabra alemana `schuld' significa `culpa' y `deuda'. Nietzsche utiliza este
doble sentido y relaciona el origen del sentimiento de culpa, con el de tener
deudas, sentirse deudor.
Consciencia: ser consciente, tener conocimiento de algo
decimos por ejemplo que alguien perdió la consciencia al tener un accidente).
Conciencia:
conocimiento de la diferencia entre el bien y el mal, solemos hablar de la
conciencia moral, de `buena conciencia' o como veremos en el texto, de `MALA
CONCIENCIA' es decir, sentimiento de habernos comportado mal, de ser culpables
de algo.
Nuevas
críticas a los otros genealogistas.
Nietzsche sigue lanzando críticas a otros autores, a los
que llama `genealogistas de la moral' y a los que critica sus explicaciones
utilitaristas, sobre el origen de los diversos elementos que constituyen el
sujeto moral: la conciencia moral, la pena, el sentimiento de culpa, la mala
conciencia...
En el `tratado segundo' se va a ocupar de la conciencia
moral, y el punto de partida será la crítica a los autores que previamente se
han ocupado de estos temas dando explicaciones utilitaristas. Estas críticas
son:
Falta de sentido histórico, de la genealogía de la pena y
la culpa: Nietzsche comienza el `tratado segundo' planteando el origen de los
conceptos morales'culpa' y `mala conciencia'. En este punto muestra nuevamente
su desacuerdo con aquellos otros `genealogistas de la moral habidos hasta
ahora'. Otra vez el punto fundamental de la crítica de Nietzsche a estos
autores es la falta sentido histórico. Respecto al problema del origen de la
pena, la culpa y del Derecho primitivo, estos autores basan sus explicaciones
en la idea de que `el reo merece la pena porque había podido actuar de otro
modo', de modo que la pena sería el justo y merecido castigo por una acción que
el reo pudo haber evitado pero no quiso evitar. No es una buena explicación del
origen primitivo de la justicia, de la pena y de la culpa. Este no pudo ser el
sentido original de la pena y de la justicia primitiva. Esta interpretación de
la pena y de la justicia se basa en ideas y distinciones que os hombres sólo
alcanzaron en etapas muy tardías de su evolución y que no existían en la
humanidad primitiva, como por ejemplo, las nociones de libertad y de
responsabilidad o las distinciones entre conducta `negligente' y `no
negligente', `intencionada' y `no intencionada', etc. Estos genealogistas
ahistóricos y superficiales, intentan establecer el origen de los conceptos
morales partiendo de la forma moderna de ver las cosas y de puntos de vista y
de nociones que no existían en los orígenes, entre la humanidad primitiva.
Según Nietzsche, el origen de los conceptos `culpa' y `pena' habría que buscarlo
en el pasado de la humanidad en el concepto de las primeras relaciones
contractuales y de compra-venta, comercio e intercambio entre deudores y
acreedores, tal y como revela el origen etimológico de la palabra `culpa', como
ocurre también en otras lenguas, n alemán se dice igual que deuda. De modo que,
al principio, tener una pena era sinónimo de tener una deuda con alguien. A
partir de aquí los conceptos de culpa y pena fueron reinterpretados una y otra
vez de formas diferentes, atribuyéndosele sentidos y finalidades distintas,
hasta llegar a la época actual, en la que confluyen muchos de esos sentidos y
finalidades.
Crítica a Dühring a propósito del origen de la justicia:
La tesis de Dühring es que el origen de la justicia está en la venganza, que la
justicia comenzó siendo una especie de venganza disfrazada, nacida del
resentimiento del ofendido contra el causante de la ofensa. Dühring coloca a
los efectos reactivos (resentimiento, ansia de venganza, rencor...) propios del
hombre reactivo u hombre del resentimiento, en el origen del sentimiento de
justicia. Según Nietzsche, ocurre justo lo contrario, la justicia no hace de la
venganza ni de ningún otro afecto reactivo, no es invención del hombre
reactivo, sino del hombre activo, noble y agresivo, caracterizado por `afectos
auténticamente activos', como la ambición de dominio, la afirmación de sí
mismo, la fuerza, etc., de donde nacen la veracidad, la imparcialidad, la
frialdad y la objetividad que han de acompañar siempre y necesariamente a la
justicia, cualidades que es imposible que nazcan de la debilidad, de la
malicia, del furor insensato del resentimiento o de la venganza. Según
Nietzsche, en todas parte de la invención del derecho y de la justicia ha
representado 'la lucha contra los sentimientos reactivos'. Lo que siempre ha
pretendido hacer la justicia por medio de las leyes y los jueces, es poner
freno al resentimiento y a las ansias de venganza y de revancha de los
ofendidos, que les lleva a tomarse la justicia por su mano y a devolver a
cualquier daño o perjuicio sin examinarlo antes con la necesaria frialdad,
objetividad e imparcialidad.
Crítica
general: confundir
origen y finalidad: Nietzsche remata su crítica a Dühring y a los otros
genealogistas de la moral. Todos ofrecen explicaciones utilitarias de la pena y
de la justicia y creen, y según Nietzsche, se equivocan, que mostrando la
utilidad de algo ya han mostrado su origen. Imaginan que la pena fue inventada
con una determinada finalidad, de igual modo que antes se imaginaba
erróneamente que la mano había sido inventada con la finalidad de agarrar.
Todos estos genealogistas cometen el error
de confundir el origen de la pena con su finalidad y, de éste modo, se saltan
el que Nietzsche considera el principio metódico más importante de la ciencia histórica,
que ningún buen genealogista debería olvidar, a saber, que la causa del origen
de algo es algo muy diferente de su utilidad o finalidad. Por ejemplo, cuando
decimos que la justicia tiene su origen los afectos activos y no en los
reactivos, estamos hablando de su origen, no de su finalidad. Cuando decimos
que la justicia sirve para proteger a la sociedad de un delincuente, estamos
hablando de un posible sentido o utilidad de la justicia, de una posible
finalidad, de una interpretación posible, y no queremos decir que nació para
ello. En el `tratado segundo' Nietzsche nos ofrece otros ejemplo: “por muy bien
que se haya comprendido la utilidad de un órgano fisiológico cualquiera (o
también de una institución jurídica, de una costumbre social, de un uso
político, de una forma determinada en las artes o en el culto religioso), nada
se ha comprendido aún con respecto a su génesis”.
La
multiplicidad de utilidades.
La señalada necesidad de distinguir origen y utilidad se
pone de manifiesto al considerar el hecho de que no podemos hablar de una única
e inequívoca utilidad en las cosas, sino de muchas y cambiantes utilidades.
Pensemos en el ejemplo de la mano: depende de nuestras necesidades y de nuestra
voluntad el que utilicemos la mano para comer, para pegar una bofetada a
alguien o para sostener un libro y leerlo, también depende de ciertos
condicionante históricos y de otro tipo, ya que por ejemplo en el siglo XV no
se podía utilizar la mano para teclear el ordenador como es usual en nuestros
días en los países ricos.
La utilidad es pues, algo relativo, cambiante y fluido,
que no puede ser utilizado para explicar el origen de algo.
Error
en la explicación utilitarista de la pena.
Nietzsche dice que “la pena está sobrecargada de
utilidades”, se pueden aplicar penas para inspirar temor, para impedir que
aquel al que castigamos vuelva a ser perjudicial, para que el damnificado se
sienta, de alguna forma, compensado al ver castigado a aquel que le ha
perjudicado, para influir un sentimiento de culpa en quien es castigado...
Hay que distinguir dos elementos en la pena:
Lo duradero, es decir, el acto, el procedimiento, el
castigo.
Lo fluido, es decir, la utilidad, el sentido, la finalidad,
la expectativa, vinculados a la ejecución de los castigos.
Esta distinción no es hecha por los utilitaristas.
Teoría de la interpretación de la voluntad de poder.
En diferentes momentos históricos, se van imponiendo
funciones diferentes, interpretaciones diferentes sobre la utilidad de las
cosas.
Para Nietzsche todos estos cambios en el sentido y
utilidad de las cosas tienen una causa concreta: la voluntad de poder.
La voluntad de poder se despliega en todo acontecer, en
todo fenómeno y, por tanto, sirve también para explicar los cambios de sentido
y de función experimentada por algo.
Para Nietzsche la voluntad de poder es el instinto básico
de todo lo vivo. Este instinto de dominio, de someter, se manifiesta no sólo en
los fenómenos físicos y biológicos, sino con más razón, en el mundo de lo
humano y sobre todo en los fenómenos socio-culturales ( costumbres, ritos,
etc.)
Toda interpretación nueva de algo es una manifestación de
una voluntad de poder que quiere imponer un nuevo sentido y una nueva finalidad
a costa del sentido y de la finalidad anteriores, con el fin de acrecentar su
poder, de aumentar su dominio. Comprendemos el sentido de algo cuando sabemos
cuál es la fuerza o el instinto ( superior o inferior, noble o plebeyo, activa
o reactiva) que se ha apropiado de esa cosa, le impone una función, la explota
o se expresa en ella
La historia entera de una cosa, por ejemplo de la pena,
es una cadena ininterrumpida de interpretaciones y reajustes siempre nuevos
donde se hallan escondidas distintas voluntades que aspiran a dominar, a imponerse
y a aumentar su poder.
La
tarea del verdadero genealogista.
La consecuencia es que todos los fenómenos
socioculturales (las morales, las costumbres, etc.) y todas las utilidades son
indicios, signos que hay que interpretar. Se trata de indicios y de signos que
apuntan hacia una determinada voluntad de poder que actúa oculta por detrás y
les ha impuesto un sentido nuevo, una nueva utilidad. La función del
genealogista es descubrir qué clase de voluntad de poder se oculta por detrás.
No existe, pues, la verdad, sólo existen interpretaciones que consiguen
imponerse sobre otras. La única verdad es la voluntad de poder que busca
aumentar su poder. Esa es la única meta, el único principio para entender la
historia de algo.
El
triunfo del resentimiento.
Imponer una nueva interpretación es lo que significa para
Nietzsche, el triunfo de la moral de esclavos, de los débiles sobre los
poderosos. El resentimiento de los débiles ha triunfado, su voluntad de poder
es la que permanece, una voluntad de poder enfermiza que ha sacado del odio y
del resentimiento la fuerza necesaria para urdir una astuta trama hasta llegar
a imponer su valoración. Los valores de la moral cristiana ocultan un odio
profundo contra la vida, contra todo lo que es activo y de este odio surge el
resentimiento contra todos aquellos que tienen una vida activa y afirmativa,
contra los que aman la vida, contra los que son y se declaran felices, contra
los nobles.
La
culpa, la pena y la mala conciencia.
La moral del resentimiento ha invertido los valores
morales. En el “tratado segundo” Nietzsche va a denunciar esta interpretación,
lo que se refiere fundamentalmente a la culpa, la pena y la mala conciencia. Un
primer paso es criticar las explicaciones utilitaristas. En la base de esta
crítica están los dos principios fundamentales para hacer una buena genealogía:
Necesidad
de distinguir el origen y la finalidad o utilidad.
La verdad no existe, no hay una verdadera interpretación,
sino diversas interpretaciones que son los signos de la voluntad de poder que
se ha adueñado de algo.
Con estos dos principios metodológicos Nietzsche se lanza
ha hacer la genealogía de fenómenos como la pena, la culpa o la mala
conciencia.
Para ello va bucear hasta los orígenes de lo que llamamos
el “hombre”, unos tiempos remotos en que este “semianimal”, no tenía
conciencia, ni memoria ni sentimiento de culpa. ¿Cómo se ha fabricado todo
esto? Nos hemos hecho una memoria a base de dolor y sufrimiento, grabando con
dolor lo que no tenemos que olvidar, los martirios, los sacrificios, la
crueldad, son experiencias necesarias para que el hombre se forme una memoria:
más aún, la crueldad forma parte de las alegrías y manifestaciones festivas de
la humanidad. Por ello surge la pena, porque hacer sufrir produce bienestar, y
no como decían aquellos utilitaristas, para cumplir con una utilidad.
Esquema
del contenido de los 25 párrafos del tratado segundo.
1-3: Proceso para criar “un animal al que le sea lícito
hacer promesas”, lucha contra la capacidad de olvido, creación de una memoria
(sólo a base de dolor es posible), aparición de la responsabilidad, individuo
soberano (puede responder de sí hacer promesas), conciencia.
4-5: Origen del concepto moral de culpa a partir del
concepto material de tener deudas. El acreedor se resarce de su deudor aplicándole
una pena (castigo).
6: La crueldad como ingrediente de todas las alegrías de
la humanidad primitiva. Ver sufrir y hacer sufrir produce bienestar.
7: El problema del sentido de sufrimiento: el
cristianismo da como respuesta la salvación, el hombre antiguo crea a los
dioses como espectadores que justifican el sufrimiento como espectáculo.
8-10: Origen del sentimiento en la relación
acreedor-deudor. Relación entre acreedor-deudor, entre el individuo (deudor) y
la comunidad (acreedor).
11:Crítica a Dühring por buscar el origen de la moral y
del derecho en el terreno de sentimientos reactivos como el resentimiento y la
venganza.
12-15: Crítica a las explicaciones utilitaristas: el
origen de una cosa y su utilidad son cosas muy diferentes. La pena (castigo) se
ha visto sobrecargada de utilidades, principalmente la de despertar el
sentimiento de culpa. Hay una sucesión de interpretaciones sobre el sentido y
la utilidad de las cosas, donde se manifiesta la voluntad de poder, se impone
la interpretación que tiene más fuerza. El verdadero efecto de la pena ha sido
intensificar la memoria y la inteligencia, domesticar al hombre.
16: Hipótesis sobre el origen de la “mala conciencia”: se
origina por la terrible modificación que sufrió el hombre al ser encerrado en
la sociedad.
17: Presupuestos de esta hipótesis:
No fue una modificación ni gradual ni voluntaria.
El “Estado” surgió como un acto de terrible violencia en
el que una población es sometida por una horda de fuertes conquistadores.
18: La voluntad de poder como fuerza que actúa en dos
materias diferentes:
En los constructores del Estado se desahoga hacia fuera
de modo grandioso.
En las poblaciones sometidas, se empequeñece e
interioriza, la crueldad se vuelve contra uno mismo y surge la mala conciencia
como una autotortura.
19-20: La relación acreedor-deudor entre la generación
actual (deudor) y los antepasados (acreedor). Al aumentar su poder, los
antepasados se convierten en dioses y la deuda-culpa, con ellos se acrecienta.
El Dios cristiano hace crecer al máximo el sentimiento de culpa.
21-22: Moralización (interiorización) del sentimiento de
culpa, y recurso del cristianismo para aliviarlo: hacer que Dios (acreedor) se
sacrifique por los hombres (deudores). Aparición del Dios Santo, el Dios que se
sacrifica por los hombres.
23: Concepción griega de los dioses opuesta al ideal del
Dios Santo del cristianismo. Los dioses de los griegos sirven para alejar la
mala conciencia, justifican al hombre asumiendo la culpa y no la pena.
24: Necesidad de destruir el ideal vigente hasta ahora
hostil a la vida y de alzar un nuevo ideal. Para ello es necesario un hombre
fuerte, un hombre del futuro.
25: A partir de aquí sólo puede seguir hablando de
Zaratustra.
Resumen
del tratado segundo.
En el segundo tratado Nietzsche emprende la genealogía de
la conciencia moral, el tratado segundo ofrece la psicología de la conciencia.
Se trata de buscar el origen de todo aquello que es necesario para que surja la
conciencia que haga del animal-hombre un sujeto moral.
En los tres primeros párrafos, Nietzsche se ocupa de las
capacidades que hacen falta para que el hombre sea un animal capaz de hacer
promesas. En primer lugar hay que luchar contra la capacidad de olvido. Esta
capacidad de olvido no es para Nietzsche una mera inercia, sino una fuerza
activa que es comparada con la digestión: de igual modo que sólo una pequeña
porción de alimentos es digerida, sólo una pequeña parte de lo que es vivido es
asimilado anímicamente. La capacidad de olvido mantiene así la salud anímica,
la tranquilidad, la jovialidad del animal-hombre. Pero para poder hacer
promesas, el hombre tuvo que crear una facultad opuesta (la memoria) que hace
que la capacidad de olvido quede en suspenso en algunos casos. Dotado de memoria,
el hombre deja de ser imprevisible y sorprendente para convertirse en un ser
regular, necesario, calculable. Actúan para ello “la eticidad de las
costumbres” (la moral primitiva basada en el cumplimiento de costumbres y la
obediencia a la tradición con sanciones severas a los transgresores), y “la
camisa de fuerza social” (la fuerte presión que la sociedad ejerce sobre los
individuos para que cumplan las normas y preceptos sociales). Esto hace del
hombre un ser uniforme, ajustado a la regla, calculable.
El resultado es el individuo soberano, el individuo
autónomo que puede liberarse de la eticidad de las costumbres y actuar
libremente. Surge así la responsabilidad, el individuo capaz de responder de sí
mismo y por tanto de hacer promesas. Además este individuo tiene conocimiento
de esa responsabilidad, y ese conocimiento grabado en lo más profundo de su ser
se convierte en un instinto dominante al que le llama conciencia.
Pero, en el párrafo 3, Nietzsche nos revela lo que hay
detrás de ese fruto maduro que es el hombre responsable capaz de hacer
promesas. Llegar a él ha requerido un largo proceso en el que para hacerle una
memoria se ha tenido que utilizar el dolor. Los martirios, la sangre, los
sacrificios, han sido los instrumentos para conseguir la memoria en el hombre.
Realizada
así la genealogía de la conciencia moral, pasa Nietzsche a ocuparse del origen
y el sentido de una serie de elementos que actúan sobre esa conciencia moral,
se trata de la pena, la culpa y la mala conciencia.
PENA:
respecto
a la pena (castigo), Nietzsche rechaza la opinión de que surge para cumplir una
finalidad, con una utilidad determinada. El origen y la finalidad de la pena
son dos cosas totalmente diferentes que a menudo se confunden. Nietzsche nos da
un listado con todas las utilidades de la pena: como neutralización de la
peligrosidad, como pago del daño al damnificado, como aislamiento de una
perturbación, etc. Nietzsche rechaza especialmente la utilidad más aceptada de
la pena, que ha sido la de infundir el sentimiento de culpa. Frente a esto,
Nietzsche dice que durante milenios los malhechores se han sometido al castigo,
no como algo que tenía que ver con su culpabilidad, sino como una fatalidad que
les ocurría, de tipo similar a una enfermedad.
Para Nietzsche, el único efecto que se consigue con la
pena, es el alargamiento de la memoria, intensificar la inteligencia y hacer
más cauto y desconfiado al que la sufre, por eso afirma que “la pena domestica
al hombre, pero no lo hace mejor”.
La pena no es par Nietzsche más que una manifestación de
la crueldad, porque hacer sufrir produce bienestar, sobre todo a alguien que se
le considera causante de un daño.
La
crueldad juega un papel fundamental en este tratado segundo, para Nietzsche “la
crueldad constituye en alto grado la gran alegría festiva de la humanidad más
antigua, e incluso se halla añadida como ingrediente de casi todas sus
alegrías.
CULPA:
si,
como hemos dicho, para Nietzsche la pena no tiene como función inducir el
sentimiento de culpa, como han creído los ingenuos genealogistas de la moral,
cabe preguntarse de dónde surge el sentimiento de culpa. El concepto moral de
culpa tiene su origen en el concepto material de “tener deudas”. La
compensación del acreedor sobre el deudor puede no consistir en una retribución
material en dinero, bienes, etc., sino en el derecho a la crueldad sobre el
deudor.
Nietzsche
habla de la relación acreedor-deudor no sólo entre dos personas, sino en otras
formas:
Como una relación entre el individuo y la comunidad. El
individuo está en deuda por la seguridad y protección que le ofrece la
comunidad. El delincuente es ante la comunidad un deudor que no sólo no paga
sus deudas, sino que atenta contra su acreedor. La comunidad reacciona en un
principio expulsándolo, privándolo de su protección, pero cuando el poder de la
comunidad se acrecienta ya no son tan peligrosas las infracciones, por lo que
puede ser benévola con el delincuente, al que incluso se protege de la cólera
de los que han sido perjudicados por sus acciones.
Como una relación entre la comunidad y los antepasados,
ya que gracias a éstos la comunidad se originó y subsiste. La deuda con los
antepasados sólo puede ser pagada a base de sacrificios, y éstos muchas veces
exigen sangre humana como es el sacrificio del primogénito. El poder de los
antepasados y loa deuda de la comunidad con ellos, se va incrementando hasta
que llegan a convertirse en dioses. Entonces también el sentimiento de culpa
(deuda) se acrecienta. Finalmente con la llegada del Dios cristiano, el
sentimiento de culpa alcaza su grado máximo ya que frente a Dios, todos los
hombres están en deuda y son culpables. El sentimiento de culpa llega a
moralizarse, se interioriza de tal manera que queda adherido al deudor, en la
mala conciencia, y después se vuelve también contra todo aquello lo que
responsabilizamos de nuestras culpas, el pecado original, la naturaleza, etc.
Pero el cristianismo ha encontrado un recurso paradójico para aliviar este
insoportable sentimiento de culpa haciendo que el propio acreedor (Dios) se
sacrifique por sus deudores (los hombres). Surge así el ideal del Dios que se
sacrifica él mismo por las culpas de los hombres.
Nietzsche piensa que los dioses no son más que ficciones,
y que pueden tener funciones muy diferentes a la de ese Dios Santo del
cristianismo que primero hace sentirse culpables a todos los hombres, y luego
alivia con u propio sufrimiento el sentimiento de la deuda impagable. Con el
ejemplo de una concepción muy diferente de la divinidad pone Nietzsche a los
griegos, que responsabilizaban a los dioses de sus males para alejar la mala
conciencia. Entre los griegos los dioses no asumían la pena sino la culpa, que
es algo más noble.
MALA
CONCIENCIA:
La explicación sobre la mala conciencia, se
relaciona también con la crueldad, y con la afirmación nietzscheana de que
todos los instintos que no se desahogan hacia fuera, se vuelven hacia dentro.
La mala conciencia es para Nietzsche la crueldad que al no poder exteriorizarse
debido a que el hombre se encuentra encerrado en la sociedad, y obligado por
ésta a ser pacífico, se vuelve hacia uno mismo. El individuo se autotortura y
castiga, se vuelve cruel consigo mismo, porque no puede exteriorizar esa
crueldad hacia fuera.
Esta hipótesis de Nietzsche sobre la mala conciencia,
requiere dos presupuestos según nos dice el mismo:
La modificación por la cual el hombre pasó a ser un ser
social y pacífico no fue ni gradual ni voluntaria.
Nietzsche se opone a la teoría contractualista. Según
esta teoría, el estado surgió por medio de un pacto o contrato por el que los
hombres establecieron una serie de normas que todos respetar para vivir
pacíficamente.
Frente a esto, Nietzsche dice que el Estado surge cuando
una raza de violentos conquistadores organizados para la guerra someten a una
población superior en número, pero más desorganizada y débil. Esta población
sometida ve reprimidos sus instintos de libertad, y al encontrarse en tal
situación de sometimiento no puede exteriorizar la crueldad y acaba
desahogándola hacia dentro, con lo cual surge la mala conciencia, la
autotortura, la crueldad vuelta contra uno mismo. Según Nietzsche, la mala
conciencia no podría haber surgido sin aquellos conquistadores.
Por último, Nietzsche dice que para alcanzar un ideal
nuevo hay que acabar con otro ideal que ya existe.
Los ideales que han existido hasta ahora han sido
hostiles a la vida, han aliado todos los instintos y fuerzas vitales con la
mala conciencia. El intento de establecer un nuevo ideal aliando las
inclinaciones antinaturales con la mala conciencia, contraria con la oposición
de todos los “hombres buenos”. Haría falta, por lo tanto, una gran fortaleza,
esto sería una tarea para un hombre del futuro, es decir, para Zaratustra.
Podemos
acabar sintetizando la explicación que da Nietzsche en este tratado sobre el
origen de la pena, la culpa y la mala conciencia:
La
pena no surge para cumplir una finalidad, con una utilidad,
sino como una manifestación de la crueldad, por el placer que produce ver
sufrir y hacer sufrir, especialmente a alguien a quien se considera causante de
un daño.
La
culpa surge de la relación acreedor deudor. El sentimiento de
“deber algo” crea un sentimiento de culpa, que el cristianismo ha aliviado
haciendo que el propio acreedor (Dios) se sacrifique por sus deudores (los
hombres).
La
mala conciencia es la interiorización de la crueldad dirigida
hacia dentro en lugar de hacia fuera. Su origen está ligado al surgimiento del
Estado.
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